8 experimentos MACABROS realizados con humanos ¡Terrible!

Cámaras de gas, inyección de enfermedades, radiaciones, daños psicológicos… Durante el siglo XX se pusieron en marcha muchos proyectos en humanos por parte de científicos o grupos de inteligencia militar. Estos son algunos de los más atroces que se han utilizado en humanos.

Frida de Abba, resultado de un experimento nazi

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Después de muchos años cosechando infinidad de éxitos se descubrió algo sobre el pasado de una de las componentes del grupo sueco ‘Abba’. La cantante Anni-Frid Lyngstad, más conocida como Frida, fue uno de los bebés conocidos como los niños de Lebensborn, un programa que Hitler usó en la segunda guerra mundial para repoblar el mundo con personas puras y de raza aria. Lo que hacía este experimento era emparejar a soldados nazis con mujeres noruegas de raza aria pura para mejorar la genética de sus descendientes. La mayoría de niños de este proyecto no han recibido educación ni tienen un empleo, ya que sufren depresiones y tienen baja autoestima. Muchos han tenido dificultades, incluso, en las relaciones afectivas ya que se les consideraba peligrosos por sus genes nazis y capaces de organizar una quinta columna fascista.

Unidad 731

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La unidad 713 era una sección secreta del ejército japonés durante la segunda guerra mundial. En esta unidad se albergaron experimentos humanos que permitieron crear epidemias de peste. Los investigadores llevaban a cabo infinidad de atrocidades como la vivisección es personas vivas, amputación de miembros que eran trasplantados a otras partes del cuerpo, congelación de partes del cuerpo para analizar la gangrena producida, utilización de personas como cobayas para explosiones de granadas y lanzallamas, inyección de enfermedades de trasmisión sexual como sífilis o gonorrea para estudiar los efectos sin ningún tipo de tratamiento posterior, etc. Aquellos investigadores usaban a hombres, mujeres y niños chinos para probar la eficacia de sus experimentos. Se calcula que hubo cerca de 200.000 víctimas Los crímenes cometidos entre 1932 y 1945 quedaron sin castigo.

Estudio Tuskegee sobre la sífilis

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El estudio Tuskegee se realizó entre 1932 y 1972 en la ciudad que da nombre al proyecto, en Alabama (EEUU). Este estudio sobre la Sífilis afectó a 399 afroamericanos pobres y analfabetos a quienes se les negó cualquier tratamiento contra esta enfermedad. El objetivo de los médicos era comprobar si la falta de tratamiento producía los mismos síntomas que el tratamiento, que en aquella época era muy peligroso. El proyecto se llevó a cabo sin informar a los afectados, ni siquiera de que tenían la enfermedad. Lo único que hicieron fue proporcionar drogas a sus pacientes para mantenerlos vivos el mayor tiempo posible. De hecho, se les decía que tenían “mala sangre”. Finalmente se comprobó que 74 de los 399 afectados continuaban vivos, mientras que el resto habían muerto de sífilis y muchos habían contagiado a sus mujeres y 19 de sus hijos nacieron con malformaciones genéticas.

Proyecto Aversión

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En los tiempos del apartheid en Sudáfrica, se calcula que alrededor de unos 900 gays fueron tratados con descargas eléctricas y hormonas con el fin de volverlos heterosexuales. El psiquiatra canadiense Aubrey Levin, fue el doctor que llevó a cabo este tipo de atrocidades. Si el tratamiento no funcionaba, como en efecto sucedía, los homosexuales eran castrados químicamente o sometidos a operaciones de cambio de sexo. Este psiquiatra trató tanto a hombres como a mujeres pero su proyecto fue un completo fracaso. Se estima que se llevaron a cabo unos 900 cambios de sexo forzoso entre jóvenes militares de entre 16 y 24 años de edad entre 1970 y 1980.

Proyecto MKULTRA

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El proyecto MKULTRA se trató de un programa de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos para controlar la mente de un ser humano, alterando su percepción sensorial y lograr así extraer información 100% fidedigna en futuras sesiones de interrogatorios, sobre todo con aquellos individuos que ofrecían mayor resistencia. Este programa se inició en el año 1950 y se desarrolló durante dos décadas, hasta finales de 1973. Durante estas pruebas se suministraba LSD y otras drogas a personal militar, empleados de la propia CIA, funcionarios, incluso gente de la calle sin el conocimiento ni consentimiento de los individuos. La CIA lo hacía en burdeles para que en caso de que lo descubrieran se sintieran tan avergonzados que no denunciaran. A través de unos espejos en las habitaciones la CIA grababa todo. En los interrogatorios posteriores se sometía a los involucrados a choques eléctricos, maltrato verbal, hipnosis, aislamiento absoluto y distintos métodos de tortura. En 1973 el director mandó destruir toda la documentación existente.

Infección de guatemaltecos con enfermedades venéreas

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El objetivo de este experimento era averiguar si la penicilina podía ser usada para “prevenir enfermedades de trasmisión sexual”. Para ello se utilizó a prostitutas, exmilitares, enfermos mentales, huérfanos y presidiarios. Todo el proyecto fue dirigido por el médico estadounidense John Cutler. Los experimentos nunca fueron publicados hasta que en 2010 una profesora de la Universidad de Wellesley, Susan Reverby, los encontrara por casualidad. El Gobierno de Guatemala ha estimado que unas 2.000 personas fueron infectadas con sífilis, gonorrea o cancroide sin su conocimiento (según otros datos, hubo más de 5.000 guatemaltecos) durante los años 40. No se ha encontrado ningún informe sobre las conclusiones del experimento, pero sí hay datos personales de los pacientes y cuadros médicos según los cuales hubo al menos 83 víctimas mortales.

Soldados en cámaras de gas mostaza

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El Gobierno de EE.UU. no vaciló a la hora de involucrar al personal militar en sus experimentos para comprobar la eficacia de las armas y métodos de defensa. Durante los años 40 se encerraba a miles de militares en cámaras de gas mostaza y otros productos químicos que dejaban quemaduras en la piel y arruinaban los pulmones sin que los soldados lo consintieran o conocieran el experimento. Al contacto con la piel, el gas inmediatamente provoca un dolor extremo, picor, hinchazón y erupción. Su inhalación provocaba ardor en los pulmones, estornudos, vómitos y edema pulmonar. Los efectos del gas mostaza son asintomáticos hasta aproximadamente 24 horas después de la exposición. Sus efectos primarios incluyen quemaduras graves que se convierten con el tiempo en ampollas llenas de fluido amarillo.

Experimentos en Corea del Norte

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La hermeticidad que rodea Corea del Norte ha despertado la curiosidad sobre la vida de sus habitantes. Hace 11 años un documental de la BBC presentó el terror vivido por unas cincuenta mujeres reclusas. Una antigua prisionera relataba como fueron seleccionadas y alimentadas con hojas de col envenenadas, que todas fueron obligadas a comer a pesar de los gritos de dolor de las que ya habían probado el alimento. Todas murieron después de veinte minutos de vomitar sangre y sangrado anal. Un ex jefe de seguridad del campo de prisioneros número 22, Kwon Hyok, aseguró que había laboratorios equipados para emitir al ambiente gases venenosos. Tres o cuatro personas de una misma familia eran los sujetos de la experimentación y se les introducía en una cámara, mientras, los “científicos” observaban desde arriba a través de un techo de cristal.

Vía: Que.es