8 cosas que JAMAS debes decirle a una embarazada ¡Toma nota!

La gestación es un periodo en la vida de una madre que conlleva momentos muy plenos y esconde, por qué no decirlo, algunos más incómodos en lo físico y también en lo emocional. Los últimos pasan más desapercibidos que los primeros y, además, se pueden ver agravados si la gente que te rodea no duda en tocarte la moral con preguntas sobre tus altibajos hormonales o los kilitos de más. ¿Hace falta meter el dedo en la yaga? Pues eso, ¡dejen a las mujeres gestar en paz! Estas son las preguntas que no debes hacer a una mujer durante su embarazo

El dichoso peso o el ’embarazo ligero’

No son pocas las mujeres -y los hombres- que pasan toda la vida pendientes de la báscula, dictadora y traidora a la vez. Para ellas, el embarazo supone un gran reto. Se supone que solamente se debe aumentar un kilo por mes. Pero la comida está siempre ahí, como una tentación constante. Es menor no preguntar cosas del estilo,  “¿no estás ganando mucho peso?” o“con el primer embarazo engordaste menos, ¿no?” o “¿Estás segura de que no vas a tener mellizos?”.

Pero ojo, aún puede ser peor si eres primeriza y te sueltan . “No pareces muy embarazada”. Esa observación nada inocente puede hacer que se preocupen mucho de que el embarazo no está avanzado como debería.

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Los excesivos remilgos que tu suegra y tu madre observan en ti

El embarazo puede ser un momento preocupante de ciertos miedos, sobre todo si eres primeriza. Quienes pasan por un territorio ignoto de la existencia se angustian, quizá, más de la cuenta. Pero eso no le da derecho a nadie y mucho menos a las abuelas o falsas amigas para intentar aliviar un peso que tú quieres sacar a pasear de vez en cuando. Estás en tu derecho como primeriza. ¿Quiénes son ellos para intentar calmarte? ¡Tienes derecho a la angustia y a seguir a pies juntillas lo que dice tu médico, aunque a los demás les parezcan tonterías! 

Nos referimos a ese típico momento de vermú antes de la comida familiar en la que te ofrecen jamón del bueno o chorizo de pueblo y tu no lo aceptas por las toxoplasmosis. Es ahí cuando tu suegra dice: “¡Pero hombre, que no pasa nada! Yo me comí una matanza entera de mi pueblo y mira que bien está mi Ricardo…”. Ay, Ricardo, qué sabrá ella.

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Preferencias que no interesan a nadie y el miedo a las expectativas defraudadas

Detengámonos en frases como estas: “Joder, Alfonso, nunca acierta… ¡Otra niña!”. O también la observación, “ojalá sea niña, que estoy harta de lavar calzoncillos toda la vida”. Bueno pues además, si estas cositas las suelta una suegra puede suponer un cisma de duración indeterminada. Muchas madres que están embarazadas por segunda vez escuchan estos comentarios.

Obviamente, no se puede controlar el sexo del bebé, así que es mejor no presionar a nadie porque entre otras cosas la mamá puede sentir que está defraudando a mucha gente o que la criatura no nacerá con el cariño y el apego de todo el mundo por igual.

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Mal humor, calores y fríos y las dichosas hormonas

Si entramos en el capítulo del buen o mal humor, en fin, será difícil sacar la pata del charco. “Estás así por tus hormonas”. Si quieres hacerle creer que nadie le está haciendo caso y que no tiene voluntad al margen de las cosas que provoca su embarazo, dile que todo lo que está sintiendo es producto de las hormonas… Y prepárate para su reacción. Los calores y los fríos, la mala leche, son parte de algo único se vive en la gestación, pero ojo, si alguien te ofende, no te respeta, te ningunea o no es educado contigo una reacción de ira por parte de una embarazada no es producto de las hormonas, sino de que alguien se porta como un gilipollas. y por cierto, cada uno tiene la temperatura corporal que quiere y le da la gana.

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¿Qué pasa si quiero llamarle Kevin, Izan, Chloe o Arya?

Tu hijo es único. Porque es el tuyo. Deberás enseñarle que no es el ombligo del mundo y que en la vida se pierde muchas veces. Pero antes de eso, aunque en España haya muchos pablos o paulas, este Pablo o esta Paula es el más o la más especial, que para eso es el tuyo.

Varias cosas podrás escuchar a propósito de los nombres de tu hijo o hija. Desde conciliábulos en los que todo el mundo opinará y no te dejarán meter baza, a gente a quien el nombre del ‘peque’ le recordará al charcutero del barrio que siempre le cayó tan gordo o a una tía de su madre que era una arpía. O también quien pugnará para que tu nene o nena se llame como un hermano de su padre que murió en la guerra. Va a ser que no…

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Los partos no siempre son geniales o un martirio…

Las profetas o las profetas de todo pelaje y condición. Ellas meten miedo a la embarazada y ellos a los papás. Hay que tener tacto, por Dios. “Mi parto fue horrible” o al contrario, “mi mujer dio a luz en 20 minutos. Fue entrar al paritorio y vencer. Fue una campeona”. Pues mira, sabiendo que tú no tienes por qué sufrir un martirio de 22 horas como las demás o que puede que al final no sea tan sencillo como lo fue para tu cuñada, olvídate de los precedentes ajenos y haz tus cosas sin preocuparte de nada más.

Respetar es también guardar tus historias espantosas para después porque de lo contrario angustiando más de la cuenta.

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“¿Fue por parto natural?” “¿Planificado?”

Para muchas mujeres, conseguir un parto natural es muy importante. Para otras, todo lo que sea sufrir menos, es lo mejor que les puede pasar. De igual manera hay quien quiere dar a luz en una piscina o ayudada por un balón en las contracciones… Para gustos los colores. Y las mujeres dentro de sus posibilidades clínicas pueden elegir. A los demás nos queda el respeto. Y ojo, lo pero puede desencadenarse cuando se desea una cosa y no se tiene. Como siempre en la vida, pero con el parto más. Hay quien atraviesa una depresión por haber dado a luz por cesárea y quien guarda un rencor infinito que dura semanas al padre de la criatura por haberle hecho pasar por semejante trance.

Preguntas del tipo: “¿Fue concebido de manera natural?”. Es una pregunta sumamente indiscreta que a veces se les hace a las mujeres que han pasado por tratamientos de reproducción asistida. Los consejos acerca de lo bueno que es tener hijos como quien tiene callos son frases de ese tipo.

 

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Imponer preferencias que no siempre están al alcance de los demás

Ser madre es una elección libre y autónoma que pertenece a la mujer. Nadie lo es más por parir más veces. O al contrario, lo es menos por no hacerlo nunca. Si no quieres tener más de uno o dos hijos y tu cuñada, que vive en la abundancia  y que pasa por ser una modelo de supermamá, te pregunta si vas a tener más hijos, la respuesta que puede conseguir a lo mejor no le gusta. Obviamente, sí. Claro que quiero tener más pero soy menos que ‘mileurista’.  Puede que pase al contrario que tu suegra considere una irresponsabilidad tener otro hijo por la misma circunstancia.

Es mu importante en la vida que nadie intente que puede imponerte sus preferencias. Mucho.

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¿Y tú qué opinas?