Cuando empiezas a quedarte calvo lo más probable es que pienses que eres demasiado joven para perder tu pelo —sin importar la edad que tengas. Generalmente todo el mundo pasa por varias fases de negación, que incluyen buscar curas milagrosas en Internet, investigar tu árbol genealógico para ver si hay esperanza para ti, o examinar los pelos que aparecen en el desagüe de tu ducha, rezando porque sean de tu cuerpo y no de tu cabeza…
Lo normal es que al final aceptes los cambios por los que está pasando tu cuero cabelludo, y tu entusiasmo por los sombreros aumente considerablemente… o aceptes que, aunque no te parezcas a Jason Statham, hay mucha gente a la que la atraen los calvos.