1. Leer los textos de alguien sobre su hombro en un tren.

2. O ver el Facebook de alguien desde el rabillo del ojo.

3. Leer sobre el hombro de alguien porque está sentado junto a ti en el autobús.

 

¡Ni siquiera te importa lo que estas leyendo, pero simplemente está ahí!

4. Pausar una conversación con un amigo para escuchar a escondidas a unos desconocidos.

 

5. O pausar la música para escuchar una conversación que alguien está teniendo cerca de ti.

6. Pero continuar bailando con la música falsa para sobre-compensar que estás escuchando.

 

7. Pasar junto a una laptop y ver un correo electrónico abierto y tratar de obtener tanta información como puedas en esos breves momentos.

 

8. Preguntar inocentemente “¿de qué se trata todo esto”?

9. Utilizar la función de búsqueda avanzada en las redes sociales.

10. Y básicamente convertirte en un detective privado.

11. Ir a una primera cita y pretender que no has excavado en todas sus cuentas en las redes sociales.

12. Y cubrirte cuando metes la pata y revelas toda la información que sabes.

“¿Pero, has estado en Taiwán, cierto? ¿Con tu tía? ¿La celíaca? Pero jaja, yo no sé nada…”

13. Enviar un inocente mensaje de texto “¡hey, ¿qué pasa?! a alguien porque escuchaste que tenía un chisme.

 

14. Hacerte el bueno con tus padres para escuchar todas las cosas sucias de tus hermanos.

 

15. Observar casualmente el código del teléfono de alguien el cual NUNCA vas a usar.

Pero es que es como, es simplemente útil saber estas cosas.

16. Ensayar reacciones apropiadas para escuchar noticias que ya habías descubierto por ti mismo.

17. Y saber que no puedes culpar a nadie más que a ti mismo por encontrar una tonelada de información que NUNCA DEBERÍAS HABER SABIDO EN PRIMER LUGAR.