La cruda historia de la mujer rusa que se realizó 12 abortos y vivió las DURAS consecuencias

“Se reían de ti y te decían que cerraras la boca y dejaras de llorar”.

A Polina Bachlakova le dijeron que su rígida, centrada y exigente abuela se había realizado 12 abortos en su juventud. Ella no pudo creerlo y no dudó en preguntárselo a la que alguna vez la había tratado tan indiferente. Quizás esa forma de relacionarse con su nieta tenía una razón de ser.

La abuela de Polina nació en 1939 en Kiev, Ucrania. Su infancia no fue nada fácil, tuvo varias enfermedades entre ellas tuberculosis, diabetes y problemas al corazón. Fue criada por un padre estricto, y una vez que superó sus malestares, comenzó a obtener muy buenas calificaciones y sacó su carrera de química en la universidad. Un tiempo después conoció al abuelo de Polina, y a sus 24 años, nació la madre de Bachlakova.

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La terrible historia se desarrolló entre sus 24 y sus 35, los 11 años donde tuvo los 12 abortos.

Por esos años, en la época de la Unión Soviética, existía la tasa de abortos más elevada del mundo. Y según el New York Times,  esta era la manera más efectiva de anticonceptivos.

¿Porqué?, porque la cultura que se promovía en ese entonces, era que no se podía tener sexo, o mejor dicho que no había sexo en la URSS.

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“Era un tema tabú que distraía a los ciudadanos de cumplir con sus deberes como buenos trabajadores y comunistas”

-Abuela de Bachlakova-

Los demás métodos anticonceptivos que conocemos ahora como píldoras o preservativos, existían pero en cantidades muy pequeñas, y casi nadie los podía obtener. Y si querías saber un poco más sobre otras formas de prevenir el embarazo o informarte sobre sexo, tenías que ser realmente afortunado y obtener publicaciones extranjeras sobre el tema.

“Por eso muchas mujeres preferían métodos anticonceptivos ‘tradicionales’, como llevar la cuenta de sus ciclos mensuales o la marcha atrás”

-Broadly Anna Temkina, profesora y co-coordinadora de sociología del programa de estudios de género de la Universidad de San Petersburgo-

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En este escenario fue que la abuela de Polina se realizó los abortos. El Estado subvencionaba estos procedimientos, pero las mujeres se sentían tan menospreciadas en el intertanto, que la abuela de Bachlakova intentaba pagar más siempre que podía para no terminar en un hospital público.

“Se reían de ti y te decían que cerraras la boca y dejaras de llorar. Aquellas personas no tenían corazón y no sentían nada por las mujeres que abortaban”

-Abuela de Bachlakova-

Las que llegaban a estos establecimientos no recibían anestesia y muchas veces los médicos les hacía el procedimiento y esperaban a que perdieran la sensibilidad en la zona después de tanto dolor, para “poner manos a la obra”.

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“Todo el mundo tenía una actitud muy racional y práctica con respecto a los abortos. Nunca podías saber cómo afectaban en realidad a las mujeres”

-Abuela de Bachlakova-

Nadie se decía nada porque todas estaban avergonzadas por haber sucumbido al placer y por no poder cumplir sus deberes como madre, según le relató su abuela a Polina Bachlakova.

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Luego de esos largos 11 años, su abuela tuvo a su segundo hijo y la URSS recién llevaba 21 de sus 69 años en el poder.