La dureza del cuento original de ‘La Bella Durmiente’ NO te va a dejar indiferente

La versión de Giambattista Basile se considera el cuento original.

El clasico ‘La Bella Durmiente’ es un cuento de hadas muy famoso, que hoy se recuerda como uno de los primeros clásicos de Disney (la película se estrenó en 1959). Sin embargo, está basado en un cuento cuyas versiones más difundidas son, en orden cronológico: ‘Talía, Sol y Luna’, del italiano Giambattista Basile (1634), ‘La bella del bosque durmiente’, del francés Charles Perrault (1697), principalmente reconocido por haber dado forma literaria a cuentos clásicos infantiles como ‘Cenicienta’, ‘Caperucita Roja’ y ‘El gato con botas’; y ‘La Bella durmiente del bosque’, de los famosos hermanos alemanes Jacob y Wilhelm Grimm (1812).

En la actualidad, las versiones más populares suelen ser relatos basados en el cuento de Charles Perrault e influidos por elementos del de los Hermanos Grimm, pero con la versión de Giambattista Basile, querido lector, te vas a quedar muerto. Como si de una de las mejores telenovelas se tratara, hay tanto drama que ‘Juego de Tronos’ parece una versión medieval de la serie ‘Friends’: adulterio, abusos sexuales, abandono infantil, secuestro, asesinato, traición… Tiene de todo.

Echa un vistazo:

La historia de Talia, que así se llama nuestra protagonista.

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Comienza el día de su nacimiento, en el que su padre, un noble respetado, envía a tres hombres sabios y astrólogos un mensaje, para que puedan predecir el futuro y destino que le aguarda a la niña. Los hombres le confesaron al noble que Talia estaría en peligro,y todo debido al pinchazo con una espina. Por ello, el noble prohibió que hubiese plantas con espinos de ningún tipo, para poder proteger a su hija.

Un buen día, cuando Talia ya se ha convertido en una bella joven, se encuentra a una anciana que portaba una rueca de hilar. Impresionada y curiosa, pregunta qué es y como usarlo, pero tan pronto como la anciana intentó enseñárselo y Talia quiso probar su destreza, se pinchó con la aguja de la rueca, dejándose un espino dentro, y cayó muerta. La anciana, atemorizada, escapó corriendo.

Cuando el noble se entera del triste suceso…

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Se hunde en una profunda depresión. Hizo vestir a Talia con su mejor vestido, e incapaz de enterrarla, la trasladó a una de sus propiedades, un palacio, para abandonarla para siempre.

Pasado un tiempo, un rey extranjero estaba cazando por el bosque cercano a la propiedad, perdió su halcón, que se introdujo por una ventana en aquel palacio. Tras no obtener respuesta al llamar a la puerta y ésta se encontraba cerrada con llave, el joven rey decidió trepar el muro y recuperar su halcón. Para su sorpresa, se encontró con una hermosa joven que parecía estar durmiendo. La llamó, pero no se despertó. Mientras la miraba e intentaba despertarla, se sintió tan encantado por ella que no pudo evitar desearla. Viendo como su deseo crecía, la puso entre sus brazos y la tumbó en una cama, donde se acostó con ella. Dejándola de nuevo en la cama, salió del palacio y volvió a su castillo.

Talia, por su parte, no estaba muerta –solo inconsciente, y su encuentro le dejó un pequeño regalo: gemelos, resultantes de aquel encuentro. Unas hadas la asistieron al parto, y posterior cuidado de los bebés. Talia continuó inconscientes hasta que uno de los bebés le succionó el dedo por error, y el encantamiento del pinchazo desapareció. Ya despierta, llamó a sus hijos Sol y Luna. Las hadas continuaron a su lado, proporcionándoles cuidado y alimentos en secreto.

Un buen día, el rey se acordó otra vez de Talia.

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Y se decidió a visitar el palacio de nuevo, alegando que iba de caza, viajó hasta la propiedad donde había dejado a Talia… Una vez allí, le llenó de alegría encontrarla despierta. Le contó quién era él y lo que había sucedido, incluyendo una explicación acerca de cómo se había convertido en madre. Ambos comenzaron a charlar, cada vez conociéndose más y más, hasta que se dieron cuenta que se enamoraron. Cuando el rey tuvo que marcharse, prometió volver y llevarla a ella y a sus hijos a su reino.

En el camino de vuelta y las primeras semanas, no pudo dejar de pensar en ella. Sin embargo, se le había olvidado comentarle que ya estaba casado. Su joven mujer, que sospechaba al ver que su marido se había ausentado tantos días y llamaba el nombre de otra mujer en sueños, se mostraba celosa y furiosa. Llamó a los sirvientes del rey, y quiso saber quién era la mujer de la que su marido estaba enamorado. Tras descubrir la existencia de Talia, Sol y Luna; envió una carta mandado que los niños acudiesen al palacio.

La reina ¡Que odiaba a los niños desde que supo de su existencia!.

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Ordenó al cocinero que los matara en cuanto llegaron y se los sirviese al rey para cenar. El cocinero, horrorizado por la petición, mató dos corderos en su lugar. El rey se lo cenó con gusto, y la reina, pensando que eran los niños, se quedó satisfecha. Su siguiente paso fue mandar a llamar a Talia, con un mensaje falso en el que el rey le declaraba su amor una vez más. La joven llegó al palacio, la reina se enfrentó a ella, que estaba consumida por los celos, y no dudó en mandarla quemar en una hoguera. Cuando estaban preparando a Talia para su quema, el rey regresó al palacio y oyó los gritos. Pidiendo una explicación a la Reina, ésta le contó que se había comido a sus hijos y ahora acudiría a la muerte de su amante.

Aterrorizado y furioso, mandó desatar a Talia y ordenó que fuese la reina la que perecería en la hoguera, junto a los sirvientes que desvelaron la identidad de la mujer que amaba y sus niños. También mandó quemar al cocinero, por preparar esa cena horrible. Sin embargo, el cocinero confesó que los niños estaban vivos, y escondidos con su familia.

El cocinero fue puesto en libertad, y su esposa trajo a Sol y Luna con sus padres… El rey, agradecido, lo colmó de riquezas y hasta le dio un título nobiliario.

Se casaron, y vivieron juntos y felices para siempre.

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Sabiendo que “la persona que es afortunada, tiene suerte hasta durmiendo”.