Su padre le inyectó VIH cuando era un bebé, pero sobrevivió para perseguirlo y vengarse

Brryan Jackson tiene 24 años. Los mismos que hacía que no veía a su padre, Stewart. Ahora, el hijo ha llevado al padre a un juzgado de Missouri para que rinda cuentas con un crimen que cometió dos décadas atrás: cuando Bryan era solo un bebé, su padre le inyectó el virus VIH.

En 1992 le diagnosticaron “estado avanzado de SIDA” y fue enviado a casa a morir. Contra todo pronóstico, sin embargo, sigue vivo. Y ahora quiere que su progenitor permanezca el máximo tiempo posible entre rejas.

La BBC ha estado en la sala dónde se está celebrando el juicio, y ha recogido el testimonio de Stewart.

“Lo reconozco por su ficha policial, pero no tengo ninguna conexión con él. Ni siquiera lo reconozco como mi padre”, empieza diciendo a los presentes. “Cuando nací, mi padre estaba muy emocionado al principio, pero todo cambió cuando se fue a la Operación Tormenta del Desierto. Volvió de Arabia Saudí con una actitud totalmente distinta hacia mi”.

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Según Jackson, entonces empezó a negar que fuera su padre y a exigir pruebas de paternidad. A ello le siguió la agresividad y las amenazas hacia su madre. “Tu hijo no vivirá más de cinco años”, recuerda Jackson que le dijo. Aunque, por entonces, ni él ni su madre entendían a qué se refería.

Lo que no sabían es que Steward, que por aquel entonces trabajaba en un laboratorio de sangre, se había llevado muestras infectadas con el VIH y las guardaba en su casa en secreto. Y planeaba infectar a su hijo con ellas.

Tal y como relata él mismo, cuando tenía 11 meses, Jackson fue ingresado en un hospital a causa de un ataque se asma. El día que debía ser dado de alta apareció su padre por sorpresa. Fue entonces cuando, en un momento de ausencia de su madre, Steward sacó un frasco de sangre contaminada por VIH y se la inyectó.

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“Tenía la esperanza de que moriría y así no tendría que pagar la manutención”, asegura el propio Jackson.

En aquel momento, ni Jackson, ni su madre tenían ni idea de lo que había ocurrido. Sin embargo, las evidencias de que algo no iba bien empezaron a ser claras cuando su cuerpo comenzó a deteriorarse. 

“Tenía la esperanza de que moriría y así no tendría que pagar la manutención”

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Durante los 4 años siguientes visitaron a varios médicos, pero nadie tenía explicaciones para sus problemas de salud. Hasta que, una noche, su pediatra se despertó de una pesadilla y decidió llamar al hospital para pedir la prueba del VIH.

“Cuando llegaron los resultados, me diagnosticaron SIDA completamente desarrollado y tres infecciones. Los médicos llegaron a la conclusión de que era imposible que sobreviviese. Me dieron 5 meses de vida y me enviaron a casa”, dice.

Sin embargo, rompiendo las expectativas de todos los médicos, mejoró notablemente y pudo ir a la escuela para vivir como el resto de niños de su edad.

Con ello, también desbarató los planes de su padre.

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Con el tiempo, aquel niño creció y con 10 años empezó a reconstruir la historia del crimen de su padre. Tardó un tiempo en encajar todas las piezas del rompecabezas, pero, ahora, 24 años después, se encuentra en un juzgado ante el hombre que intentó matarle.

En su defensa, él alega que sufrió estrés postraumático después de su periodo en Arabia Saudita. Pero Jackson no le cree, ya que asegura que sirvió en la reservas navales y nunca llegó a entrar en combate.

“No se limitó a tratar de matarme, cambió mi vida para siempre. Fue el responsable de la intimidación, fue responsable de todos los años en un hospital. Él es la razón que tengo que ser tan consciente de mi salud y de lo que hago”.

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Vía: BBC