7 Hábitos cotidianos que DAÑAN nuestra salud ¡El #1 es muy peligroso!

Es difícil eliminar los malos hábitos, y lo es más aún quitar aquellos que erróneamente creemos que son saludables, incluso cuando corremos el riesgo de dañar nuestro organismo.

Hicimos una lista de hábitos cotidianos que son más nocivos que positivos:

1. Detener los estornudos

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Cuando cerramos la boca y la nariz durante un estornudo, aumentamos fuertemente la presión intracraneal. La circulación cerebral se interrumpe, se comprimen los vasos sanguíneos y los tejidos nerviosos. Esto puede provocar dolores de cabeza, daños a los vasos sanguíneos e incluso problemas con los oídos. Por lo tanto, no te contengas, estornuda cuanto quieras.

2. Usar perfumes

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Desafortunadamente, nadie nos dice con certeza cuáles son los componentes de nuestro perfume favorito, es un secreto comercial. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, para elaborar perfumes se usan sustancias sintéticas. Dan un efecto más persistente, un aroma más intenso, y su precio es varias veces mayor que el de los aceites naturales. Todas estas sustancias, en caso de su inhalación, pueden provocar náuseas, vómito, somnoliencia e irritación de ojos, garganta y piel.

Los doctores aconsejan, de ser posible, comprar aceites esenciales orgánicos o usar perfume en un espacio bien ventilado.

3. Guardar alimentos en contenedores de plástico

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La mayoría de los contenedores de plástico contienen sustancias químicas tales como ftalatos y bisfenol A para que el plástico conserve su flexibilidad. Si conservas los alimentos en los contenedores durante mucho tiempo, estas sustancias se absorben y pueden afectar el funcionamiento del sistema endocrino. Y si calentamos la comida “en plástico” usando microondas, aceleramos este proceso.

Los doctores recomiendan usar para el almacenamiento de alimentos recipientes de materiales neutrales: vidrio, acero inoxidable o cerámica. También presta atención a las marcas especiales. Muestran cómo se puede usar el recipiente. En caso de notar rasguños u otros daños, es mejor sustituir el recipiente por otro.

4. Cepillarse los dientes después de comer

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Desde hace tiempo los doctores advierten que hay que cepillarse los dientes al menos después de 30 minutos de haber comido, o mejor, al cabo de una hora. Lo que sucede es que los alimentos y las bebidas, sobre todo las ácidas, afectan el esmalte dental y la capa debajo del esmalte, la dentina. La fricción del cepillo dental empuja el ácido más cerca a la dentina. Esto puede provocar la destrucción del esmalte dental e hipersensibilidad.

5. Usar jabón antibacterial demasiado seguido

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En la superficie de nuestra piel viven muchas bacterias saludables que protegen el organismo. Si usas jabón antibacterial demasiado seguido, esterilizas la piel, dándoles entrada a las bacterias peligrosas. Algunas de ellas ya tienen inmunidad hacia los componentes desinfectantes.

Los dermatólogos aconsejan usar jabón antibacterial en caso de cortaduras, raspones y arañazos. Puedes usarlo para lavarte las manos con una frecuencia no mayor a dos veces por semana.

6. Usar pantalón de mezclilla demasiado ajustado

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A pesar de que está de moda, el pantalón de mezclilla muy entallado aprieta constantemente las terminaciones nerviosas de la piel. Debido a esto surge una sensación de incomodidad que puede provocar problemas con todo el sistema nervioso. Además, empeora la circulación del aire, y en el área de las caderas aparece la sensación de escozor y hormigueo. Como resultado, muchas veces se entumecen las piernas.

7. Beber jugo recién exprimido

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No todos saben que el jugo recién exprimido solo es saludable en cantidades pequeñas. En algunas enfermedades ciertos jugos incluso pueden ser perjudiciales para el organismo. Por ejemplo, los jugos ácidos (de manzana, limón o arándano, etc.) no se recomiendan en caso de úlceras gástricas. El jugo de uvas, debido a su alto contenido calórico y el exceso de glucosa, no es bueno en caso de diabetes y sobrepeso.

Además, no hay que olvidar que los jugos son alergenos fuertes. Los niños pequeños deben tomar los jugos con cuidado, empezando con dosis pequeñas y después de una consulta con su médico.