Tiene 12 años y vivió 3 con un horrible tumor de 3 kilos en su boca. ¡El cambio es hermoso y radical!

Vivía en Gambia, pero la llevaron a Estados Unidos para poder tratarla.

Janet Sylvia, una chica de 12 años de Gambia, vivió durante tres años con un horrible tumor en su boca que le hacía imposible comer con normalidad, hablar o poder cerrar la boca. Después de todo ese tiempo viviendo de esa forma, Janet finalmente recibió la cirugía que tanto había esperado. Para ello la llevaron a Nueva York, donde especialistas en el área le quitaron el tumor y lograron reconstruirle la quijada utilizando un pedazo de hueso de su pierna.

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Los doctores aseguran que su recuperación ha sido exitosa y que en un mes más podrá volver a su hogar.

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Según reporta el Daily Mail, el tumor pesaba casi tres kilos y era uno de los más grandes que el staff de doctores había tratado. Su tamaño era tal, que a Janet lentamente se le había hecho más difícil respirar, por lo que los especialistas temían que si no la operaban, las chica moriría dentro de un año.

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Según lo que cuenta su madre, Janet nació siendo una bebé saludable y sólo comenzó a quejarse de molestias en su boca cuando tenía nueve años. Fue allí que los doctores de su país descubrieron que tenía un tumor en la parte baja de la quijada. Era un tumor benigno y, aunque había sido diagnosticado, no fue tratado. Cuando quisieron hacer algo al respecto se dieron cuenta de que en su país no existía la tecnología necesaria para operarla.

A través del grupo sin fines de lucro Healing the Children (curando a los niños) lograron contactar a uno de los fundadores de Global Medical Relief Fund, el doctor Hoffman. Esta organización ayuda a los niños que necesiten atención médica y que estén en situaciones como la de Janet.

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Finalmente, el pasado enero Janet se sometió a la cirugía de 12 horas que cambiaría su vida para siempre. A su lado estuvo el doctor Hoffman junto a un grupo de radiólogos, cirujanos plásticos, pediatras y especialistas en cirugía de cuello.

No fue sencillo operar a Janet porque, tal como lo indica el doctor Hoffman, el tumor siguió creciendo de forma constante justo hasta el día de la operación. Les tomó meses encontrar una forma de operarla.

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Después de quitarle le tumor, los doctores tuvieron que tomar parte del hueso de una de sus piernas para reconstruir su quijada, la cual se había visto severamente dañada con el crecimiento de este tejido.

Mediante un intérprete, tanto Janet como su madre agradecieron la intervención. La mujer, llamada Philomena, aseguró que estaba muy emocionada:

“Estoy muy feliz y agradecida porque he recuperado a mi hija”.

Lo mejor de todo es que ahora la felicidad de Janet se puede ver de forma muy clara en su rostro, con una sonrisa que jamás la abandona.