Axl Rose leyó la noticia y no pudo creerlo. ¿Slash tocaba en el disco de Michael Jackson? La furia, los recuerdos, los traumas: un cóctel de todo eso encegueció al cantante, que no se detuvo a esperar la resolución sobre las acusaciones sobre el Rey del Pop. ¿O tenía info que los demás no? Encaró a su guitarrista y allí empezó el fin de los Guns N´Roses.

Antes de que el mundo descubriera al genio musical, antes de la explosión popular, las chicas invadiendo los hoteles, los dealers y los abogados revoloteando, y más aún , antes de la decenas de detenciones de Axl por disturbios, hubo otra historia.

Décadas atrás, la puerta de la Iglesia Pentecostal de Lafayatte, Indiana, era la entrada a otro mundo. Dentro (por una vez) no había historias de padrastros confianzudos y hermanas forzadas. Pero tampoco se trataba del paraíso; en la iglesia se podía cantar e incluso había un buen coro. Pero no gustaba demasiado el rock.

Pero así eran las cosas en su familia. William Bruce Bailey Jr. iba a la iglesia varias veces al día. Su madre lo enviaba para descansar, o para quitárselo de encima, o para beber sin nenes molestos alrededor. Sharon Elizabeth, en secreto, había vuelto a casarse, pero el nuevo esposo no era mejor que el anterior, las botellas competían en presencia con los crucifijos y el hogar familiar se parecía bastante al infierno.

William Bruce alcanzó la adolescencia sumido, como tantos otros jóvenes del interior americano, en la rebeldía, los robos a comercios, las detenciones, los excesos y el gusto por el rock and roll. Y algo más sucedería para romper la frágil cordura del muchacho: a los diecisiete años su madre le contó que su padre no era tal, que él era hijo de otro hombre, un tal Rose, que sus hermanos eran en realidad hermanastros.

Por ese entonces el futuro soñado había llegado a la vida del músico forjado en el piano de la iglesia. El muchacho ya tenía una banda importante, había escogido el nombre artístico Axl, tomó el apellido de su padre auténtico y en una entrevista con RollingStone en 1990, dijo que su padrastro abusaba de él, de niño, en el museo de la marina de la pequeña ciudad.

¿Cuánto de todo esto sucedió en realidad y cuánto es parte del mito de los Guns N´ Roses? Para 1991 la banda ya no tocaba un acorde ni brindaba una entrevista sin mediar cocaína, Axl se peleaba con cada policía que se cruzaba, los fans descubrían en su nombre un anagrama de «intimidad oral» y los Guns grababan el último gran disco de la historia del rock.

Hasta que Slash escogió. Y se fue a grabar con el gran “Maicol”. Y Axl no pudo soportarlo. Las cosas comenzaban a concluir. O al menos se tomarían una larguísima pausa.