Una mujer pregunta por WhatsApp sobre un alquiler y recibe un brutal y lamentable acoso

Cada vez es más habitual que se usen aplicaciones de mensajería como WhatsApp u otras —hay quien asegura haber utilizado el chat de Tinder incluso para buscar trabajo— para las más diversas cuestiones, especialmente para ponernos en contacto con compradores y vendedores cuando estamos intentando vender algo de segunda mano, o, como en sucedía en este caso, alquilar un piso. El problema es cuando el relativo anonimato de estas herramientas permite a alguna gente para dar rienda suelta a sus instintos…

Este fin de semana se viralizó el Twitter el caso de un usuario que denunció algo que le pasó a una amiga cuando solicitó información sobre un piso en alquiler. La respuesta que recibió, totalmente inesperada, puede ser considerada acoso.

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En Voz Pópuli dieron con el supuesto anuncio y se pusieron en contacto con el anunciante para preguntar por el incidente… esto fue lo que ocurrió:

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Evidentemente, en la respuesta se puede ver una actitud chulesca que es coherente con los hechos descritos por la víctima.

Lo peor de todo es que no es la primera vez, y desgraciadamente no será la última, que ocurra algo así. Como nos recuerdan también en Voz Pópuli, hemos conocido otros casos de gente que confunde estos canales de comunicación privada con “canales de ligoteo consentido“. “Curiosamente nunca dan la cara, seguramente por miedo al rechazo o a la respuesta“, añaden.

Y es que tenemos fresco en la memoria el caso de una chica que recibió, a través de una aplicación para pedir taxis, una proposición no solicitada tras utilizar el servicio. Sería un caso en el que se están usando datos personales de una aplicación para “beneficio” de este usuario, una violación de la privacidad que no solo es acoso sino que además pone en entredicho la profesionalidad de la empresa.

Eso sí, muchos comentarios al tuit te dejan igual de desesperanzado: ocurre a menudo que se disculpan las intenciones de los ofensores y se cuestiona demasiado la motivación del ofendido.

Afortunadamente, hay que decir que en este caso la empresa sí entendió que había, si no un delito, sí un problema.

Un poco antes nos sorprendió a todos otra historia de la misma calaña, la de una joven usuaria llamada Alba, @albatardellum, que a través de Twitter compartió una captura de pantalla de la conversación a la cuenta de una conocida empresa de paquetería urgente.

La empresa, en este caso también, contestó rápidamente a la queja de Alba:

Mucha gente se solidarizó con ella y, como suele pasar en estos casos, utilizó la oportunidad para compartir experiencias personales tristemente similares.

Sin embargo, como en el caso del taxista, mucha otra gente se puso de lado del repartidor… o simplemente en contra de Alba. Muchos se han dedicado a enviarle mensajes a la chica diciéndole que “seguro que si hubiera sido guapo le habrías contestado“, o directamente la llaman “creída” o “diva“.

Por culpa de casos como estos, se ha evaluado la posibilidad de que los clientes llamen a través de un proxy, de forma que el destinatario no conozca el número de destino.

En todo caso, lo que nosotros pensamos es que si hay acoso lo decidirá siempre la que es, por ejemplo, invitada a tomar algo por un desconocido en la calle, nunca el que se cree con la libertad de hacerlo cuando le dé la gana. Y en el caso de esta gente que intenta “ligar” con una absoluta desconocida, con la distancia que da un chat o el anonimato de un anuncio por palabras, e incluso aprovechándose de haber obtenido los datos de esta persona a través de un intercambio muy diferente, lo tenemos clarísimo…