8 razones por las que los medios NO DEBEN difundir las fotos privadas de Jennifer Lawrence y otras artistas

Primero fue Scarlett Johanson, antes la modelo Cara Delevingne, y antes que ambas muchas más mujeres pertenecientes a distintos círculos, casi siempre artísticos. Jennifer Lawrence es la clase de actriz que despierta inmediata simpatía. Sin embargo, las fotos filtradas donde aparece desnuda responden a una costumbre adoptaba por los medios de comunicación desde que Facebook se llama Facebook, y Twitter, Twitter, de convertir en virales imágenes privadas obtenidas ilegalmente.

No, no se trata de los WikiLeaks ni de alguna información secreta donde la forma de obtener la información se puede debatir. Se trata de imágenes de mujeres posando desnudas, capturadas por ellas mismas -o alguien de confianza- en sus teléfonos móviles y, en el caso de Jennifer, guardadas para estricto disfrute privado/hedónico. No se las envió a su enamorado, no las envió a un portal para que las difundan y su fama crezca como la espuma. No necesita eso, ya tiene un Oscar.

Entonces, ¿en qué momento los medios de comunicación decidieron que era una buena idea publicar/viralizar estas imágenes? Te presentamos algunas razones por las que, en realidad, es una pésima idea.

Transgreden la legalidad:

¿Estás imágenes son necesarias para probar la existencia de un delito? ¿Hay un crimen oculto que se develará con la publicación de los bellos senos de Jennifer? Si la respuesta es no, se trata de una clara violación de la ley de derecho a la intimidad.

Validan la violencia:

¿Es violencia publicar imágenes de mujeres sin su autorización? Lo es. Pero si ya han salido desnudas en filmes, ¿igual es violencia? preguntarán algunos. Pues lo es. La violencia sexual tiene más de una manifestación, y por más famosa, exitosa y acaudalada que seas, también estás en riesgo. Si nos detenemos a reflexionar un poco, ¿por qué será que nadie hackea el celular de, por ejemplo, Jared Leto? ¿Por qué son siempre mujeres las víctimas?

Al validar, habrán quienes hackean para figurar:

Es muy probable que al ver la cabida que los medios de comunicación del mundo le han dado a las imágenes, los hackers ya tengan a su próxima presa femenina para, a través de ella, saltar ellos a la fama.

Efecto multiplicador:

Esta moda puede trasladarse al mundo de los no famosos.

Espectacularización del periodismo:

¿Realmente los medios necesitan publicar estas imágenes para ganar lectoría? ¿No sería genial que en un poco de dignidad y respeto a la ética periodística determinen que la publicación de esas imágenes, por intrascendentes e ilegales, no procede?

Lo privado, en relación al cuerpo femenino, siempre será privado:

Seguramente habrá quienes aseguran que ella se lo buscó y que, además, es una figura pública y debe atenerse a las consecuencias. No estoy de acuerdo con esta idea. La mujer en general y su cuerpo en particular siempre han sido considerados de dominio público. Sin embargo, es importante comprender que del cuerpo femenino la única dueña es la mujer.

Mala fe:

¿Cuál es la intención de estos medios? La publicación de estas imágenes no hacen más que reforzar la idea de que los medios de comunicación se rigen bajo parámetros alejados del altruismo o del compromiso social. Es fácil quejarse posteriormente del descrédito que padecen los medios, pero difícil de calcular la impresión que ciertas acciones institucionales pueden generar en el público lector.

Modelos de belleza y estereotipos:

Cada vez que se filtran imágenes de artistas desnudas, Twitter deja de ser la plataforma de los 140 caracteres para convertirse en el portal de los comentaristas de belleza. Esta ocasión no ha sido la excepción, por lo que no llama la atención leer mensajes aludiendo a los kilos de más que para algunos tiene la actriz (¡por donde!), o su cabello, rostro y ojos y un sinfín de conjeturas en torno a su vida sexual…

The Independent ha publicado un interesante artículo titulado “No tenemos derecho de ver la foto desnuda de Jennifer Lawrence. No poseemos su cuerpo”.