Desde que somos pequeños, grandes cantidades de información llegan a nuestra mente, ya sea a través de la familia o al asistir a la escuela. Sin embargo, muchas de las cosas que nos enseñan no son precisamente ciertas. Sobretodo refiriéndose al cuerpo humano, del cual surgen mitos que siguen vivos aún después de haberse desmentido.
La web De10.mx con información de Cracked.com, se ha encargado de recopilar la siguiente lista con las 10 mentiras sobre el cuerpo humano que enseñan en la escuela:
1. Tenemos sólo 5 sentidos.
Cualquier niño pequeño te dirá que es cierto, que los cinco sentidos del ser humano son la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto. De acuerdo a la Escuela de Medicina en Harvard, existen seis sentidos más en el cuerpo humano. Por ejemplo, cierra los ojos y luego toca tu nariz con el dedo índice. ¿Cómo supiste cuál era el dedo índice sin mirarlo? ¿Cómo saber dónde está tu nariz? ¿Oliste el dedo con tu nariz? ¿Acaso tu sentido del tacto te indicó cómo llegar a tu nariz a través de las moléculas del aire? Nada de eso, a eso se le llama propiocepción, que es el sentido encargado de informar la posición del cuerpo en relación a sí mismo.
Otro de los sentidos que se mencionan, es la percepción temporal o el sentido del tiempo, que si bien parece sólo parte de nuestro lenguaje cotidiano, en realidad es de los más importantes, pues es el que se encarga de unirlos a todos. Una manzana, es sólo una serie de sensaciones diferentes sin el sentido del tiempo, que te dice que todo está pasando en el mismo momento. Basta con estar encerrado en una habitación, en completo silencio y el sentido del tiempo nos hará notar que estamos dejando pasar nuestra vida sin hacer nada.
El sentido de equilibrio, llamado también la equilibriocepción y otros como: la termocepción, la interocepción y la nocicepción, los cuales puedes consultar en la página de la escuela de medicina en Harvard.
2. El mapa de la lengua.
Probablemente recuerdes la clase en que te enseñaron que la lengua humana está trazada con una especie de mapa, en el que se localizan las áreas perceptivas de sabor. Por ejemplo, la teoría menciona que los sabores dulces se identifican solamente en la punta de la lengua y la percepción del resto de los sabores en otras áreas. La verdad es que el científico alemán D.P. Hanig, llevo a cabo una prueba de sabor en la que descubrió que algunos voluntarios experimentaron ciertos sabores con más intensidad en ciertas regiones de la lengua. Según el sitio cracked.com, cuarenta años más tarde, un académico de Harvard, el Dr. Boring, interpretó mal los resultados de los estudios y el mapa que consideró como resultado, era simplemente el plan de trabajo para realizar la prueba. Actualmente, los investigadores han sabido por años que toda el área de la lengua es prácticamente igual de sensible a los diferentes tipos de sabores.
3. Utilizamos sólo el 10 por ciento de nuestro cerebro.
Esta teoría que se le ha atribuido infundadamente a Albert Einstein, es uno de los mitos más antiguos sobre nuestro cuerpo. De acuerdo al British Medical Journal (BMJ), investigadores han aclarado que la mentira surgió en 1907, para argumentar el potencial de las personas de desarrollar múltiples talentos. La verdad es que utilizamos el 100 por ciento de nuestro cerebro. Especialistas señalan que las imágenes de resonancia magnética y estudios del metabolismo cerebral, demuestran que durante el día no queda ninguna parte del cerebro sin ser activada. Lo importante es fomentar la actividad cognitiva y cerebral desde la infancia, porque eso mantiene y aumenta las conexiones cerebrales.
4. Beber 8 vasos de agua al día.
El consejo de beber 2 litros y medio de agua diarios se remonta a 1945, gracias a una recomendación del Consejo Nacional de Investigación de los Estados Unidos. Posteriormente en 1974, el nutricionista Frederick Stare, avaló el consejo sugiriendo consumir de seis a ocho vasos cada 24 horas. Sin embargo, se ha omitido la segunda parte de las recomendaciones, las cuales señalan que la mayor parte de los dos litros y medio de agua, se encuentran en los alimentos preparados y que, como aclara Stare, incluyen cualquier otro líquido como té, café, leche y cerveza, además del agua contenida en las frutas y verduras.
De cualquier forma, hidratarse es fundamental para el buen funcionamiento del cuerpo, pues perdemos diariamente cerca de un litro de agua, que debe reponerse para la actividad del metabolismo.
5. Leer con luz tenue puede causar ceguera.
De acuerdo a información del NY Times, leer con poca iluminación o a la luz de las velas, no causa pérdida de la visión, como nos enseñaron. Simplemente, la falta de luz puede crear la sensación de tener dificultades para enfocar y también reduce el parpadeo, lo que causa molestias, porque no se mantiene lubricado el ojo, pero esto no es un efecto que persista ni que dañe la visión.
6. La obesidad depende del metabolismo.
Mucho se ha dicho que un metabolismo lento o acelerado, es la causa de que una persona tenga sobrepeso. La verdad es que de acuerdo a algunos científicos, el metabolismo es igual en personas delgadas y obesas, incluso se ha detectado que algunas personas sin sobrepeso, tienen un metabolismo mas lento que otras que padecen de obesidad. Según cracked.com, lo que realmente causa que una persona suba de peso, es que no se mantiene un equilibrio entre las calorías que consume y las que quema.
7. La personalidad se define por el lado del cerebro dominante.
Nada es más falso que decir que una persona es más creativa o más analítica porque utiliza más determinado lado del cerebro. La masa cerebral, sí tiene algunas estructuras especializadas que se encargan de realizar determinadas funciones, pero no se agrupan en un lado específico. Los científicos afirman que para ser verdaderamente creativos o analíticos, es necesario tomar recursos de ambos lados del cerebro.
Por otro lado, personas que han tenido que someterse a una cirugía donde se les extrae un hemisferio completo del cerebro, no pierden del todo su lado creativo o lógico. Incluso por lo general, recuperan una buena parte de las funciones que supuestamente corresponden a la parte extraída.
8. El pelo y las uñas siguen creciendo aún después de la muerte.
Este es un mito que incluso algunas personas que han tenido contacto con cadáveres aseguran es cierto. Sin amargo, el médico forense, William Maple, en un artículo de BMJ, asegura que el crecimiento del pelo y de las uñas requiere una compleja regulación hormonal, que no se mantiene después de la muerte.
La realidad es que los tejidos blandos se deshidratan, lo que puede llevar a la retracción del cuero cabelludo o de la piel alrededor de las uñas. Esto crea la apariencia de que han crecido, pero sólo es el contraste provocado entre los tejidos blandos encogidos y las uñas o el pelo.
9. Afeitarse provoca que el pelo crezca más grueso y oscuro.
Seguramente muchas veces has escuchado esto, y hasta recibido el consejo de depilarse. Pero dermatólogos y estudios que datan de 1928, aseguran que el afeitarse remueve solamente la parte muerta del vello y no la sección viva que está bajo la piel, por lo que es improbable que se afecte el ritmo del crecimiento.
En realidad lo que se elimina, es sólo la punta, que es más delgada y por eso al salir pareciera ser más grueso y duro. Además, agregó que como el vello nuevo no ha sido sometido a la luz solar o a la exposición de químicos, al surgir aparenta ser más oscuro.
10. La mayor parte del calor corporal se pierde por la cabeza.
En algunas partes del mundo, sobretodo en las que el clima frío es más frecuente, se dice mucho que es bueno cubrirse bien la cabeza, porque el cuerpo pierde calor a través de ella. En realidad tapar la cabeza tiene tanto efecto como en cualquier otra parte del cuerpo. De acuerdo al sitio cracked.com, el mito surgió en la década de los 50, cuando el ejército de los Estados Unidos, realizando unas pruebas de supervivencia en climas fríos, cubrió a sus soldados en todas las partes del cuerpo, menos en la cabeza; obviamente esto aceleró la perdida del calor corporal. A raíz de esto, se imprimió un manual de supervivencia, en el cual se aconsejaba abrigar la cabeza porque se perdía del 40 al 45 por ciento del calor interno a través de ella.