En el otoño de 2011, Jen Corn tuvo el mayor peso que alguna vez hubiera tenido.
Con una altura de 1,68 metros, Corn pesaba más de 137 kilos. Su madre y su tía le ofrecieron pagarle una cirugía para bajar de peso. Pero Corn sabía que el precio era elevado: más o menos 15.000 dólares.
“Les dije que no”, dijo Corn, en ese entonces de 39 años de edad, al recordar ese preciso momento. “Sentía que no merecía eso”.
Su madre, Jean Corn, dijo que las dos mujeres mayores sabían que se debía hacer algo ya que hay antecedentes de diabetes en su familia.
“Estábamos desesperadas”, dijo Jean Corn. “También sabíamos que su corazón no iba a poder soportar ese peso para siempre”.
El hecho que Corn rechazara la oferta devastó a su familia. Pero Corn ya se había decidido a hacer algo por perder peso por sí misma.
“Si iba a hacerlo, lo iba a hacer de la forma correcta. Lo haría de manera saludable, y no iba a depender de nadie más”, dijo.
En negación
El problema de peso de Corn inicio en la escuela secundaria de Woodstock, Georgia. Ella practicaba deporte, lo cual hizo que sintiera que escondía un poco su peso, pero dijo que comía todo lo que tenía a la vista.
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“Tenía muchos problemas de autoestima mientras crecía, que por supuesto solo le agregó leña al fuego y lo empeoró”, dijo.
Ella no hablaba sobre su peso con nadie. Peleaba con su madre al respecto; en un momento dado, le dijo a su mamá que no lo volviera a mencionar. Evitaba ir de compras, subirse a las básculas y los espejos.
“Mientras yo no lo viera, no era cierto”, dijo.
En 2011, se dio cuenta de que no podía caminar desde la puerta principal hacia su buzón de correo, una distancia de 9 metros.
“Llegaba al buzón jadeando como si hubiera fumado 12 paquetes al día”, dijo, al recordar cómo se quejaba de dolor en las rodillas, la espalda y los pies. “Era ridículo”.
Ella consideró unirse nuevamente a Weight Watchers.
En 2008, Corn había probado el programa, un intento que duró seis meses. Ella tampoco había tenido éxito con otras dietas; entre ellas, Nutrisystem, la dieta South Beach y Sugar Busters.
Pero esta vez, su decisión de volverse saludable era firme.
“Efecto de bola de nieve”
Corn se unió a Weight Watchers poco después de la charla con su madre y su tía. Esta vez, su mentalidad era diferente. Ella había hecho un compromiso con sí misma de ir a las reuniones, prestar atención y cumplir con el plan. Había oído que el plan funcionaría si ella lo seguía con precisión.
Poco después de unirse al programa, Corn vio algo en el consultorio del médico que terminaría por cambiar su vida.
Ella fue a ver al médico porque le dolía un pie. Una nota escrita en su archivo la clasificaba como obesa mórbida. Corn ni siquiera estaba segura de lo que significaba el término.
“Él me dijo que era porque tenía mucho peso y me ofreció consejos sobre qué hacer con mi pie, pero no sobre cómo bajar de peso”, dijo.
Corn perseveró. Ella asistió a sus reuniones semanales los sábados por la mañana, sin el pavor que sentía cuando lo intentó hacer en el 2008. En lugar de enfocarse en su meta de perder 68 kilos, la vecina de Bradenton, Florida, se propuso alcanzar metas más pequeñas como 2, 4 y 11 kilos.
Durante los primeros seis meses de su proceso de pérdida de peso, Corn se enfocó estrictamente en su dieta. Después de haber perdido más o menos 18 kilos, empezó a caminar por el vecindario además de utilizar la banda caminadora en casa.
“Fue algo así como un efecto de bola de nieve”, dijo. “Estaba perdiendo más peso, lo que me hizo hacer más ejercicio”.
Corn también cambió su dieta poco a poco.
“Antes de darme cuenta, ya no estaba comiendo tanta comida como antes”, dijo. “Fue un proceso lento, así que mi cuerpo tuvo tiempo para adaptarse a menos comida”.
Anteriormente su dieta diaria consistía de comida rápida, pollo frito y pocos vegetales. Ahora todo se trata de alimentos ricos en proteínas y fibra, ensaladas y refrigerios saludables.
Y, por supuesto, mucha agua durante el día.
“De vez en cuando me permito una rodaja de pastel de chocolate y un poco de helado, siempre y cuando prepare mi mente con anticipación para eso”, dijo. “Sentiría que me lo están privando y es allí cuando por lo general me descarrilo por completo”.
Un paso a la vez
Corn alcanzó su peso ideal de 74 kilos en marzo. Ahora, casi tres años después de iniciar el proceso, Corn pesa 73 kilos. Ella lucha todos los días, manteniendo bocadillos saludables a su alrededor en todo momento.
Ella escribió en su blog sobre su proceso de pérdida de peso, refiriéndose a ello como el “viaje de su vida”.
“Para mí, no se trata de ser delgado, se trata de ser saludable”, dijo.
Corn tiene un mensaje para otros que enfrentan sus propios problemas de peso.
“En primer lugar, no tienes que tener un presupuesto de estrella de cine para hacer esto”, dijo. “No va a ser fácil, pero se trata de tu vida, y no hay nada más precioso en este mundo que no sea tu propia vida”.
Corn es una ávida marchista que camina ocho kilómetros diarios. Su meta es caminar media maratón en Sarasota, Florida, en marzo.
Su confianza en sí misma también ha aumentado como resultado de su “nueva” ella.
“Todavía soy un poco tímida, pero no tengo miedo de acercarme a alguien y hablarle, en lugar de alejarme y esperar a que se acerquen y me hablen”, dijo.
Y su madre no podría estar más orgullosa.
“Ella era una persona a quien si le hubiera pagado 1.000 dólares por subirse a la banda caminadora, no lo habría hecho”, dijo Jean Corn. “Ella era una persona que no cuenta con un entrenador personal, que no tiene un chef y que no tiene una maquilladora. Ella es la prueba viviente que no existe un truco, una píldora mágica; solamente se trata de dar un paso a la vez”.
Por Georgiann Caruso, CNN