Hay veces que la estupidez humana no deja de sorprenderme. O la estupidez o la mala leche, que no sé qué es peor. Bueno sí, la mala leche unida a no tener dos dedos de frente.
El mundo está lleno de personas tóxicas. ¿Y quiénes son las personas tóxicas? Pues existen varias clases, desde los menos dañinos a los más malévolos:
Personas tóxicas pasivas:
En esta categoría incluyo a los victimistas, los que echan las culpas de todo su mal a los que tienen alrededor, nunca son responsables de lo malo que les ocurre porque son los demás o las circunstancias los que provocan su malestar. Se sienten maltratados por la vida y abandonados por la suerte. Sus emociones están en manos de otros, por lo que nunca se implican ni responsabilizan para cambiarlas. Verbalizan en negativo, anticipan fracasos y se sienten unos desgraciados.
Personas tóxicas criticonas:
Viven de vivir la vida de otros, porque no les vale con la suya. Su vida es demasiado gris, aburrida o frustrante como para fijarse en ella. Así que destrozan todo lo que les rodea. No esperes palabras de orgullo hacia los demás, ni una valoración positiva. Porque el que a los demás les vaya bien, les potencia su frustración como personas. Puedes distinguirlas porque siempre tienen una crítica destructiva para los otros, los conozcan o no. Y si en algún momento dicen algo del tipo “si es verdad, está más delgada”, en seguida lo adornan con un “pero se le ha quedado una nariz que parece un águila”.
Personas tóxicas con mala idea:
De estas es mejor huir, no darles ni media oportunidad. Están resentidos con la vida porque no han sido capaces de gestionar la suya. Todo lo interpretan mal, a todo el mundo le ven una mala intención, simplifican y sacan conclusiones memas de cualquier titular o comentario. Viven en un constante ataque de ira, como si el mundo estuviera en deuda con ellos. Y la mayoría son unos cobardes. Se escudan en el anonimato de las redes sociales para menospreciar a los que son capaces de superarles, a los que se esfuerzan y luchan por sobrevivir, mal que bien. Porque cada uno sobrevive como puede, con la mejor intención. Pero a ellos les supera. No soportan que otros tengan éxito, esfuerzo y fuerza de voluntad, porque éstas actitudes de superación les ningunea todavía más.
Los psicópatas con toda la cuerda dada:
Para los que no lo sepan, no hace falta matar en serie para ser un psicópata. El psicópata es aquel que inflige dolor a los demás sin sentir la menor culpabilidad, sin pasarlo mal. De estos hay muchos, muchos psicópatas de guante blanco, no de cuchillo ensangrentado. Todos los que te humillan, te faltan el respeto a propósito, te dicen que no vales, te pegan, te amenazan y provocan que te sientas ridículo y un “mierda”. Sal corriendo, el que te lo hace una vez, repite. Y si te acostumbras a que te maltraten, terminarás pensando que ese es el trato que te mereces.
Cualquiera de las categorías de personas tóxicas contamina a los que tienen alrededor y transmiten continuamente energía negativa. Es un auténtico rollo tener que escuchar a personas como estas, que en lugar de alegrarte la vida, sonreírte, hacerte su compañía fácil, provocan que uno tenga ganas de salir corriendo y evite cada encuentro con ellos.
Aquí te dejo tres consejos para tratarlos:
Cuando un amigo te tenga “amargado” porque sólo habla de sus problemas y sus penas se convierten en el “monotema”, no te pregunta por cómo te va a ti ni a los tuyos, te llama para desahogarse y además no escucha tus consejos… PÁRALO. Dile que ya basta, que tiene que tomar riendas en el asunto, que quejarse está bien para desahogarse, pero que el paso siguiente es ACTUAR. Estas personas se acostumbran a llamar la atención con sus desgracias y tienen a todo el mundo en vilo, pero luego son incapaces de responsabilizarse y actuar, porque optan por el camino fácil: LLORAR.
Dile que estarás encantada de ayudarle siempre y cuando se movilice, pero que hasta que no tome cartas en el asunto no quieres oír ni una pena más. Y si se enfada, tiene dos problemas. Te aseguro que no le prestas ninguna ayuda si le refuerzas su conducta quejica. Seguirá siendo un parásito toda la vida.
No permitas que haga críticas de otras personas que no están presentes. Si lo hace con otros también lo hará contigo cuando no estés. No entres en su juego ni te identifiques con esa conducta tan fea que es criticar. Dile que no te gusta, que te parece mal hablar de los que no están, y que prefieres cambiar de tema. Si se enfada, es su problema. Es más importante ser ético y buen amigo, que evitar un conflicto con alguien tóxico. De todas formas, seguro que si no es este, encontrará otro motivo para enfadarse contigo. Es dificilísimo tenerlos contentos salvo que te sometas a todo lo que ellos quieren.
Cuando la persona tóxica se dedique solo a hablarte de problemas, hazle reflexionar y pídele que piense en soluciones. Se gasta la misma energía y materia gris, pero mientras que la primera te consume y resta, la segunda opción aporta y suma.
Y por último, no permitas que nadie te falte el respeto y mucho menos te maltrate psicológica ni físicamente. Tú eres una persona digna y solo por eso mereces que te traten como una persona. No se grita, ni se pega, ni se insulta, ni se menosprecia, ni se humilla, ni se compara con nadie.
Hazte valer, porque si no lo haces tú, incluso los que están alrededor pensarán que ese es tu valor, o sea cero. Planta cara, busca ayuda, ponte en tu sitio, acude a los servicios sociales o al organismo competente, pero no te arrastres. Si lo consientes una vez terminarás por normalizar este trato que recibes. Y esto es válido en el ámbito familiar, laboral y entre los amigos.
Hagamos piña entre los que nos consideramos buenas personas y personas de bien. Busquemos algo que nos identifique, como una pegatina, un lazo de algún color que sirva para distinguirnos y que sepamos quién nos va a proteger, ayudar y de quién no vamos a recibir una puñalada.
Las personas estamos para ayudarnos, somos un equipo, desde el núcleo más básico que es tu familia y tu grupo de amigos, a las grandes entidades y ONG que ayudan a los demás.
¿Y tú de qué lado estás? Yo no sé ustedes, pero yo estoy harta de este tipo de gente.
Por: Patricia Ramírez/ Vía: HuffingtonPost