Elegir el nombre de una marca nunca ha sido algo fácil. Requiere horas y días de constantes lluvia de ideas para encontrar el concepto que represente al producto y al mismo tiempo sea llamativo. Además, por supuesto, no debe coincidir con otras marcas ya existentes. A lo anterior, ahora se le suma un problema nacido por la globalización ¿Y es que a quién no le ha pasado, que al ver el nombre de un producto de otro país se muera de risa porque en español significa “otra” cosa?
El fundador de la American Marketing Association, Cesar Enríquez Morán, explica la importancia del “branding”, donde lo describe como “el proceso que se refiere al establecimiento de una marca comercial y todo lo relacionado con la misma”. Y recalca que se debe tener cuidado con las implicaciones legales, sociales y semánticas que genera su internacionalización. Por eso, a continuación te mostramos algunos de los ejemplos que Enríquez destaca en su artículo para Forbes donde nombra algunas marcas que su nombre no significa nada o que se atribuye a algo totalmente distinto:
1. HäagenDasz: seguramente pensaste los helados venían directamente de Suiza, Noruega o Dinamarca, pero más bien es una marca estadounidense nacida en el Bronx de Nueva York que no significa nada.
2. Ferrioni: no, no es italiana, sino que mexicana.
3. Siri: debes tener cuidado de decir el nombre de la aplicación de Apple en Ghana, ya que es el nombre del aparato reproductor masculino.
4. Cocoa Puffs: un delicioso cereal que en Alemania significa “burdel”.
5. Kraft: cambió el nombre de la corporación por “Mondalez”. En latín “mond” es “palabra” y “delez” suena como “delicioso”. Sin embargo, en Rusia la misma palabra significa “sexo oral”.
6. Pan Bimbo: entró al mercado estadounidense bajo el nombre de “Wonder”, pero se cambió ya que no quería ser confundido con una rubia tonta.
7. Negrito: ahora se llama “Nito” para evitar acusaciones por racismo o segregación social.
8. Mira el nombre de estos pañales para bebé en Turquía.
“La búsqueda fonética en una marca no sólo debe centrarse en los registros legales, ya que ahora, con la globalización, debe hacer el esfuerzo de semántica en varios idiomas, ya que nunca se sabe hasta a dónde llegarán los productos lanzados”, explica Enríquez.
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