“El vino lava nuestras inquietudes, enjuaga el alma hasta el fondo y asegura la curación de la tristeza.” La frase se la atribuyen a Séneca, escritor romano (4 a.C. – 65 d.C.). Desde sus tiempos (incluso antes) hasta hoy, el placer del vino acompaña a la humanidad.
En estos tres días de descanso vale la pena detenerse a recordar porqué, además del placer que produce consumirlo, vale la pena hacerse acompañar del vino.
1. Ayuda a la buena salud. Aumenta el nivel de lipoproteínas y de un colesterol conveniente en la sangre. Su poder antioxidante contrarresta el colesterol malo y reduce el riesgo de alergias.
2. Sus vitaminas reducen el envejecimiento.
3. Mejora la circulación de la sangre en el cerebro y disminuye sus inflamaciones.
4. Disminuye el riesgo de contraer hemorroides y contrarresta las varices.
5. Reduce la tensión arterial y el nivel de insulina en la sangre.
6. Cerca de 70 estudios científicos comprobaron que consumir vino con moderación mejora la función cognitiva.
7. Sus dientes agradecerán el consumo de vino: previene la caída de dientes y disminuye la probabilidad de infección en las encías.
8. Otro estudio asegura que las mujeres que tienen un consumo moderado de esta bebida tienen un mayor deseo sexual y mejor lubricación.
Por estas y otras razones Napoleón Bonaparte decía sobre el vino: “En la victoria lo merecemos, en la derrota lo necesitamos”.