Sean duendes, torpeza, el destino o simplemente karma, te aseguro que todos hemos pasado aunque sea por una de estas situaciones en las que accidentalmente ocurre algo que nos saca de quicio.
1. La cantidad de hambre que tengas es directamente proporcional a las posibilidades de que se produzca un accidente.
2. Caminas tranquilamente hacia tu mesa y de repente… tus papas fritas se caen de la bandeja.
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