Esta joven de apenas 23 años nos pone de ejemplo el porqué siempre debemos estar conscientes de los terribles efectos de las drogas. Cuando ingresó a la cárcel lucía perfectamente normal, pero después de 3 años de estar ahí y de comenzar a consumir metanfetaminas, su rostro comenzó a llenarse de ampollas.
Es muy común que los adictos sientan cosquilleo y comezón en su rostro y extremidades, lo que les provoca rascarse tan fuerte hasta lastimarse la piel. Esperamos estas imágenes ayuden a seguir haciendo consciencia sobre los terrores que pueden causar estas sustancias.
Sin duda, bastante terrible.