Desde beber gasolina, comer desodorante o poner un candado en el pantalón de tu mujer para que no te sea infiel… Estas son algunas de las obsesiones que os mostramos a continuación, que sin duda no os dejarán indiferentes…
Come maquillaje
Y en el último lugar de nuestra lista, una mujer ha revelado su adicción por comer maquillaje, a pesar de que estos productos químicos están dañando seriamente su corazón. Se trata de Brittoni, una joven de 22 años de Ohio que dice que le encanta comer especialmente sombra de ojos, por lo que consume alrededor de 15 o 20 cada día.
Esta adicción la lleva en secreto desde que tiene nueve años, cuando probó por primera vez el maquillaje de su madre y decidió que quería ser hermosa desde dentro hacia fuera. Esta adicción afecta también a su bolsillo, ya que gasta 200 dólares semanales.
“No puedo vivir sin comer maquillaje, no puedes imaginarlo, simplemente es reconfortante, con cada color que comes es como cavar en una barra de tu dulce favorito”, declaró al ‘Daily Mail’.
Joven mastica pañales
El caso de Keyshia ha dado la vuelta al mundo, y no es para menos. La mujer es adicta a masticar pañales usados porque asegura que le gusta el olor del pis de los bebés. La joven de 22 años reúne los pañales desechables sucios de los hijos de sus amigos y los va guardando para cuando los necesita.
“Me encantan, simplemente tienen un sabor increíble. Tengo un pañal conmigo cuando estoy cocinando, tengo algunos en mis cajones y cuando estoy durmiendo. También llevo uno en mi bolsillo”, asegura Keyshia.
Comer y oler desodorante
Nuestra próxima protagonista es Nicole, una joven de 19 años de Nueva York que no puede resistirse a comer barras de desodorante, ya que le encanta la forma en que se derrite en su boca. Todo comenzó con unos pequeños mordiscos del desodorante de sus padres, y ahora su adicción ha llegado hasta comer 15 barras completas al mes.
Desde hace dos años, su obsesión se volvió más fuerte, y como era de esperar, dice que le deja la boca “muy seca”. “Mi cerebro me dice que tengo que comer más y más desodorantes. He intentado dejar de hacerlo, pero las veces que lo intenté me puse enferma y sufrí fuertes dolores de cabeza”.
Gusto por la gasolina
Se puede entender que a alguien le guste el olor a la gasolina, pero de ahí a bebérsela, ya hay un paso. Nuestra siguiente protagonista se llama Shannon y su adicción por la gasolina ha llegado demasiado lejos.
En un programa del canal TLC aseguró que “provoca emoción en un primer momento y luego se quema la parte posterior de mi garganta” y describe que es un hábito que le lleva a consumir hasta 12 cucharaditas al día. “A pesar de que me duele, me hace sentir bien”, asegura la joven, que para saciar esta extraña obsesión, lame la gasolina directamente de la lata.
Su madre decía que en un primer momento no podía creer que su hija fuera adicta a la gasolina, pero que no pudo negarlo cuando el aliento desprendía este olor innegable.
Él quiere ser sirena
El siguiente caso es el de un hombre obsesionado con las sirenas. Eric Ducharme tiene un objetivo en su vida, y no es otro que convertirse en una de estas míticas criaturas marinas. Para ello, realiza inmersiones en el agua con la mitad de su cuerpo envuelto en una prótesis, lo que simula el cuerpo de una sirena.
Todo se remonta a cuando Eric tenía 6 años y su padre contrató a dos ‘sirenas’ para su fiesta de cumpleaños. Desde entonces y siempre que puede, “come, duerme y respira” como las sirenas. “Es un estilo de vida, un camino que he elegido”.
Detector de mentiras a su marido
La mujer más celosa del mundo ya está casada. Debbi, de 43 años, obliga a su ya marido, Steve Wood, de 31, a someterse a un detector de mentiras cada vez que vuelve de la calle. A Debbi se le ha diagnosticado una extraña condición por la cual sufre de celos delirantes, y eso le lleva a controlar varias veces al día su teléfono, correo electrónico y cuentas bancarias.
Wood, que además es bipolar y posee un trastorno dismórfico corporal, asegura que la situación empeoró cuando se fueron a vivir juntos, ya que ahora le hace la prueba del detector cada vez que vuelve de comprar o de la calle para ver si durante ese trayecto le ha gustado alguna mujer.
Amor por la almohada con la foto de Ryan Gosling
Una cosa es que te guste Ryan Gosling, y otra muy diferente es que creas que puedes ser la novia de una almohada con su foto. Hay gente que tiene dificultad para distinguir entre la realidad y la ficción, y sin duda esta joven es una de ellas.
Tal era su obsesión con el actor que llevó a imprimirse su foto en su almohada para poder dormir todas las noches con él y abrazarlo como si fueran una pareja. Alguien tendrá que decirle que con esto no va a ninguna parte…
Candado por amor a su mujer
Una cosa es querer a una mujer, y otra muy diferente pensar que es de tu posesión. En esta ocasión, un hombre de 40 años en México obligó a su pareja de 25 a usar un candado en sus vaqueros para que le fuera fiel y evitar cualquier tipo de conflicto. La mujer asegura que incluso llegó a tener dolores por no poder ir al baño, pero que le daba miedo liberarse del candado. También afirmó que su pareja le obligaba a realizar esta práctica desde hace “varios años”.
Finalmente esta obsesión acabó cuando la policía arrestó al hombre y pudieron conseguir la llave para liberar a la mujer del candado. Lo más sorprendente de todo es que la víctima no presentó cargos y su pareja salió en libertad horas más tardes de su detención.
Amor hacia su difunto marido
La protagonista de esta extraña adicción es Casie, una mujer que perdió a su marido tras un ataque de asma y que desde entonces come sus cenizas porque asegura que le echa mucho de menos, le quiere más que a nada en el mundo y no se quiere separar de él jamás.
Como consecuencia de esta obsesión, Casie ha engordado ya cinco kilos y asegura que las cenizas tienen un gusto “a huevos podridos, arena y papel de lija”. Para poder continuar con su rutina, lleva la urna con las cenizas de su esposo a todas partes.
El amor y los tatuajes
Dicen que un tatuaje es para toda la vida, por lo que deberías estar seguro antes de hacerte uno para no arrepentirte después. Y más si va a ocupar toda la espalda y vas a poner el nombre de la persona a la que quieres, que ya se sabe, puede no ser la que te acompañe toda la vida.
En el número uno de nuestra lista tenemos a este hombre que decidió tatuarse el nombre de Brenda, pero nada de algo sencillo y discreto. Se lo tatuó unas cien veces en distintos tipos de letra y tamaño, para mostrar todo su amor. Solo espero que la relación dure y no sea algo pasajero, porque si no se va a acordar de Brenda para toda su vida.