Es una delicia quedarte sol@ en casa, pues tienes un momento de paz para ti, además puedes hacer lo que te plazca. Sin embargo hay veces que nuestra mente está en nuestra contra y comienza a torturarnos con cosas insignificantes que nos dan miedo. ¿Les ha pasado?
1. Relámpagos.
Estás sola en casa pensando qué demonios hacer, cuando de pronto comienza a llover torrencialmente, los relámpagos y truenos no se hacen esperar, y tu mente comienza a imaginar que un asesino serial llegará a matarte, que alguien se oculta fuera, y sólo está esperando el momento para atacarte.
2. Ruidos.
Cualquier ruido se convierte en una pesadilla, crees que algo o alguien anda merodeando tu casa, ni loca te asomas a la ventana, pues te imaginas que un horrible rostro te estará esperando.
3. Viento.
El viento es el peor enemigo de alguien que se ha quedado solo en casa, pues hay cosas que pueden estrellarse en tus ventanas y escuchas que se caen por todos lados.
4. Películas de Terror.
Esas son ganas de torturarse, si estás sola y sabes que tu mente te torturará, lo peor que puedes hacer es ver una película de terror, pues al terminar de verla estarás extremadamente paranoica, no querrás ni ir sola al baño.
5. Visitas inesperadas.
Ahora imagina que estás super frikeada y de pronto tocan el timbre, tus nervios están a punto del colapso, seguro es algún vendedor o la vecina, pero no quieres ni asomarte y prefieres refugiarte en tu habitación.
6. Que se vaya la luz.
Si tienes mala suerte se irá la luz y el terror comenzará, el sudor frío no se hará esperar, creerás que hay fantasmas asechandote en los rincones, no puedes ni ir por una vela y prefieres confiar en que la batería de tu cel resistirá.
7. Que tu perro ladre.
Tener un perro es la mejor compañía del mundo y más si estás completamente sola, pero no ayudan cuando ladran sin razón alguna.
8. Que algo se caiga solo.
Imagina estar sol@ en casa, todo en silencio y oscuro y de pronto oyes que se cae algo de la cocina.
9. Cortina del baño.
Entrar a hacer del baño es traumático, lo primero que haces es correr la cortina para “comprobar que no haya nadie detrás”.
10. Buscar bajo la cama.
Imagina que te ha pasado todo lo anterior, y ahora tienes que agacharte a buscar tus zapatos debajo de la cama. No quiero ni decirte lo que pasará por tu mente.
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