Las personas que le tienen miedo o “asco” a los tatuajes puede que no piensan así, pero los tatuadores, con ese aspecto extravagante que los caracteriza, pueden ser una de las mejores personas del mundo. Tome Jason Ward, por ejemplo, todos los viernes, tiene una cita con Suzie, una mujer con síndrome de Down, que asiste a la tienda para “tatuarse” con él.
Es una imagen de dos personas que son discriminadas en muchas oportunidades, pero que juntas pueden construir algo maravilloso.
Los últimos tres meses, Suzie ha estado recibiendo tatuajes de Jason Ward todos los viernes.
“La primera vez que vino, se acercó a mí, puso sus cosas sobre la mesa y me dijo ‘pon estos en mi brazo”.
“Ella había visitado varias tiendas de tatuajes y de todas la habían echado. Me molestó mucho saber eso. ¿Por qué decirle que no?
Sala no le cobra Suzie porque son tatuajes temporales, pero para ella es algo que va más allá.
“Ella prefiere el diseño Maorí, y por lo visto alguien que ella conoce tiene este tipo de tatuajes en su brazo. Por eso, todos los viernes va y los compara con esa persona. Realmente se siente feliz”.
¡Aún queda gente buena en el mundo!
Vía: BP