No es un secreto para nadie que la mujer es la que más sufre en el embarazo: aumento de peso, cambios hormonales, en la piel, y finalmente el gran dolor. A esto se le suma un esposo inexperto en el tema que muchas veces NO sabe qué hacer y hasta puede llegar a complicar las cosas.

Pero al final, nada de eso importa porque llegó la bendición más grande para los dos: el bebé.

1. Cuando le dices que es hora de ir al hospital, él sigue muy calmado y centrado. “Ok es tiempo de partir a la clínica.”

2. Cuando te instalas en tu habitación el y las cosas van bien. Él piensa: “Wow. Esto realmente no es tan malo!”

3. Te mira con adoración y piensa “me encanta esta hermosa mujer”.

4. Pero comienzan las contracciones más fuertes. “Espera. ¿Por qué está cambiando todo?”

5. Se acerca a tomar tu mano. Gran error. No estas en modo de que tomen tu amor con amor.

6. De repente hay médicos y enfermeras, y te dicen puja. Se pregunta: “¿Debería mirar?

7. Se asoma. Y lo que ve, sin duda, no es lo que esperaba.

8. Y entonces sucede lo impensable. Se pregunta: “¿Es esto … mierda?”

9. Las enfermeras limpian rápidamente. Da un paso atrás. Pero luego se da cuenta que aunque este un poco asustado, no puede mirar para otro lado.

10. Y entonces, de repente, no puede moverse. “VEO LA CABEZA!”

11. Comienza a hablar inmediatamente. “¡Cariño puedes hacerlo! ¡Sólo un gran empujón! ¡Te amo bebé!”

12. Finalmente el bebé nace. Entonces se convierte en un montón de lágrimas juntas que no tiene miedo a llorar que su recién nacido.

13. Finalmente sostiene en sus brazos a su nuevo bebé y piensa orgulloso: “Sí. Yo hice eso.”

14. Luego te mira y piensa en lo que acabas de pasar para traer a su bebé al mundo, y piensa, “Maldita sea, soy un tipo con suerte o qué? “

¿Te ha pasado lo mismo?

Vía: LP