Estoy seguro de que a muchos nos encanta curiosear y rebuscar recetas en Internet, esas recetas bien cuidadas al detalle donde dan ganas hasta de comerse la pantalla. Se cuida la receta, la presentación y la fotografía, todo forma parte de una obra de arte culinaria.
Hasta aquí todo perfecto, el problema llega cuando nosotros en nuestra imaginación y con una gran dosis de autoestima, intentamos trasladar la receta al mundo real, aquí es cuando podemos pasar desde el punto más alto al desastre más absoluto, por mucho empeño que pongamos en el intento. Y es que lo que para unos parece coser y cantar, para otros se puede convertir en las peor de nuestras pesadillas.
Pero la vida con humor sabe mejor, así que tenemos que saber reírnos de nuestros desastres, estoy segura que al fin y al cabo nos ha pasado a todos en algunos de nuestros pinitos como chefs, siempre nos quedará eso de ¡Sabe mejor que se ve!