Cualquier animal, desde un perro hasta un león, demuestran que cuando hay amor no existen barreras entre las especies.
“Esta pequeña urraca entró en nuestras vidas cuando se cayó de un árbol con tres semanas de edad, aproximadamente. Le pusimos el nombre de Pingüino”.
“La cuidamos mucho con una dieta adecuada y un montón de abrazos”.
“Ella ve la tele, salta con los niños, vuela en nuestra cama en la mañana y se acurruca.”
“Nunca pensé que se convertiría en una parte tan importante de la familia. Los niños la aman como a un perro, pero mejor.”
“Ella es libre de volar cuando quiera. Pasa tiempo con nosotros en la mañana y luego de que los niños se van a la escuela ella se va a hacer sus cosas”.
“Ella pasa un poco de tiempo paseando dentro de la casa, recogiendo las sobras de los niños y jugando con ellos”.
“Cuando los niños juegan balonmano aquí con sus amigos, Pingüino pasa volando de un niño a otro, más o menos se involucra. Es muy divertido. Es caótico.”
“Cuando ve a los niños se emociona tanto que mueve sus alas sin control. Como cuando un perro menea la colita”.
Vía: BP