En su pedido Zaera escribió:
“Os voy a contar una historia. Fijaos bien esta cara por si alguien pudiera saber algo de él. A fin de cuentas para eso están las redes sociales. Cuando lo conocí corría el año 1982. Lo encontré en una guardería del tribunal tutelar de menores a la que yo iba a llevar juguetes y ropa y sacar a los niños a pasear o de fin de semana. Fue amor a primera vista. Se agarró a mi falda y ya no se soltó. Lo habían encontrado en un piso después de llevar tres días llorando atado a una silla. Su madre se marchó con un señor y no volvió”.