El cerebro humano no es ningún dispositivo electrónico ni mucho menos funciona a base de software, y a pesar de esto está sujeto a algunos errores prácticamente inevitables.
Un “error”, hablando en términos informáticos, en algún defecto o falla en el sistema. Y el cerebro humano como una de las “computadoras” más complejas de las que tenemos conocimiento, no podía quedarse atrás. Algunas veces, nuestros sentidos entran en un estado de confusión debido a errores particulares en nuestra forma de percibir y procesar la información. Probablemente ya experimentaste alguno de estos errores en carne propia o, mejor dicho, en cerebro propio.
1 – Pareidolia.
Este término tan complicado se utiliza para designar a aquello que ocurre cuando la gente afirma que está viendo un santo en una mancha en la pared o cuando creemos que una nube adquiere la forma de un animal. Es decir, cuando interpretamos un estímulo totalmente vago como algo lleno de significado. Los neurocientíficos están de acuerdo en que esto sucede porqué nuestro cerebro está acostumbrado a buscar patrones todo el tiempo y a darles una explicación lógica.
2 – Falacia de Montecarlo.
La falacia de Montecarlo, falacia del jugador o gambler es la tendencia que los seres humanos tenemos a creer que los eventos relacionados a las probabilidades pueden verse influenciados por eventos aleatorios. Por ejemplo, arrojamos un dado tres veces y cae el número 2 en cada uno de los lanzamientos. ¿Qué número crees que caerá la próxima vez? La tendencia es creer que, como ya cayó 2 durante los tres lanzamientos anteriores, la próxima vez también sucederá. Pero la probabilidad sigue siendo la misma en cada uno de los tiros para los seis lados. Este error de pensamiento es responsable por hacer que mucha gente pierda verdaderas fortunas en los juegos de azar.
3 – Efecto halo.
El efecto halo es responsable de que juzguemos a una persona por una única característica particular. Por ejemplo, si eres jefe de una empresa y uno de tus empleados se atrasa durante tres días seguidos, empezarás a clasificarlo como un perezoso, independientemente de los resultados y de la eficiencia que demuestre posterior al atraso.
4 – Descuento hiperbólico.
¿Prefieres ganarte $20.000 inmediatamente o $100.000 de aquí a un año? Si haces esa pregunta con el dinero en mano a 10 personas, nueve de ellas preferirán los 20 mil pesos en el momento. Y esto es un error en nuestro cerebro.
El descuento hiperbólico o gratificación instantánea hace que siempre optemos por los beneficios inmediatos en detrimento de las gratificaciones a largo plazo, aunque esto implique pérdidas. Es lo que sucede con todas aquellas personas que prefieren comprar algo a crédito en lugar de ahorrar dinero y esperar un poco más para pagar de contado, aunque el interés a ser pagado sea el doble del valor de la mercancía en un solo pago.
5 – Efecto placebo.
tubo de ensayoEs uno de los errores más conocidos del cerebro humano. El efecto placebo tiene lugar cuando una sustancia sin ninguna propiedad medicinal es suministrada a un enfermo con la promesa de que lo curará y terminará mejorando realmente sus síntomas. Este fenómeno es tan fuerte que puede producir alteraciones fisiológicas en las personas, pero, a diferencia de un tratamiento real, estos efectos son pasajeros. Por eso, el efecto placebo se utiliza en pruebas para determinar si un cierto tipo de medicamento funciona o no.
6 – Ilusión de control.
La ilusión de control no es más que aquella tendencia que tenemos por creer que podemos controlar o influenciar los sucesos sobre los que no tenemos ningún control. Cuando aciertas el resultado en un lanzamiento de dados, por ejemplo, la persona interpreta eso como la confirmación de que tiene algún control sobre el suceso, sin considerar que, de hecho, existía 1/6 de probabilidad para acertar correctamente.
Extra: ¿Para qué lado gira la bailarina?
Algunos sitios aseguran con vehemencia que esta ilusión óptica define cuál lado del cerebro usamos más, pero en realidad tal afirmación no es más que un rumor. La animación no demuestra nada y esa “prueba de lateralidad cerebral” no es más que un engaño. Lo que hace que veas a la bailarina girando para un lado o para otro son otras pistas y predisposiciones cerebrales un tanto más complejas – y no del todo comprendidas. La versión superior de la imagen demuestra claramente lo fácil y arbitrario que resulta ver a la bailarina girando para un lado o para otro. Y es que basta con ver para el lado que quieras que esté girando para lograr invertir las posiciones.