El fotógrafo lituano Marius Jovaiša consiguió algo que parecía imposible cuando se lo propuso: convencer a las autoridades de Cuba para que le dejasen fotografiar la isla desde el aire, algo que no había hecho nadie antes.
La tarea le llevó cinco años y un gasto de US$1 millón. Ahora ha visto la luz su libro Unseen Cuba (“La Cuba nunca antes vista”).
“Quería convertirme en el primer artista en fotografiar Cuba desde el aire”, dice Jovaiša, que ha publicado libros similares sobre México y Belice.
“Me propuse expandir mis horizontes a un sitio en el que ningún artista hubiera tomado fotos aéreas”, agrega el fotógrafo. Aquí, una imagen de los mogotes, montes de piedra caliza con forma de cono y cubiertos de vegetación, en Pinar del Río, en el occidente de la isla.
Jovaiša tomó sus fotos en Cuba desde un ultraligero que él mismo compró para la ocasión. Ahora espera recuperar el dinero que invirtió con la venta de su libro.
En esta imagen, tomada en el este de la isla, unos niños juegan al béisbol, el deporte nacional.
El fotógrafo lituano dice que lo más complicado fue convencer a las autoridades de la isla de que su libro no tenía un fin político y de que él no tenía ninguna relación con los servicios de inteligencia de un país extranjero. En la imagen el cementerio de Cristóbal Colón, en La Habana.
Jovaiša dice que las autoridades le entregaron un mapa con las zonas que podría sobrevolar, pero poco a poco fueron abriendo la mano y pudo tomar fotos de ciudades, algo que en un principio le habían prohibido. En esta foto el sol se pone en la carretera El Pedraplén, que conduce al área turística del Cayo Las Brujas (centro).
Los corales de Jardines del Rey (en la costa norte) son una atracción para submarinistas que visitan la isla.
Consiguió convencer a las autoridades gracias a su persistencia, explica. “Visité la isla varias veces en estancias de un par de semanas, promoví mi idea, organicé actividades como una exhibición de mis fotos en La Habana Vieja…”, relata. Esta es una foto del Castillo del Morro, construido por los españoles en 1589 a la entrada de La Habana para contener los ataques piratas.
La mayoría de sus fotografías las tomó al amanecer o al atardecer. “Quería conseguir un efecto especial”, dice. Y lo consiguió en esta foto del Valle de los Ingenios, en la zona central de la isla. Este valle fue uno de los centros de producción de azúcar más importantes en los siglos XVIII y XIX.
Su libro ha sido publicado por el momento en inglés, pero él espera que una editorial lo traduzca pronto al español. Aquí una imagen del faro de Roncali, construido en 1850 en el Cabo de San Antonio, extremo occidental de Cuba.
A unos 20 kilómetros al noroeste de Santiago de Cuba se encuentra el lugar más sagrado para los cristianos cubanos, la Basílica de Nuestra Señora del Cobre, en la ciudad del Cobre.
El fotógrafo acabó cumpliendo un sueño que le pareció imposible y se quedó con un gran recuerdo de la isla y de su gente. “Me enamoré de Cuba”, dice Jovaiša.
Vía: BBC Mundo