Megan Fay trabajaba en un local de la marca de indumentaria American Apparel cuando decidieron darle un inesperado ascenso: convertirse en modelo de los catálogos de la firma.

Según el sitio PlayGround, Megan nunca se consideró bonita, hasta que la reclutaron para modelar. De hecho, más sorprendida estuvo cuando quienes la contrataron le dijeron que no debía maquillarse demasiado ni adelgazar, porque la querían así como era. Una chica que, incluso en sus fotografías como profesional, luce considerablemente “normal”, en comparación con mujeres como Kate Upton, Adriana Lima o Miranda Kerr, por nombrar algunas de las más despampanantes.

Así es como luce Megan Fay, de 21 años, cuando posa como modelo:

Megan Fay es activa usuaria de las redes sociales, pero lejos de utilizarlas para seguir mostrando lo glamorosa que podría ser su vida como modelo, la chica ha decidido hacer exactamente lo opuesto: eliminar cualquier rastro de glitter y lucir desalineada, desprolija y con caras “raras”.

Pero no, no es que pretende hacerse la relajada. No. Se lo toma en serio. Porque esas caras que pone ni el más desconocido de los usuarios de Instagram o Twitter las pondría online sin pensarlo dos veces (salvo su colega Cara Delevingne, vale citarla). Es que, seamos sinceros, quien saca fotos, filtra la mejor. Excepto Megan, que erigida en la anti-modelo, no tiene problema en decir lo que alguien debía decir: la vida no suele lucir como en Instagram.

Ella es Megan Fay, en su versión real y graciosa, donde no solo posa en momentos cotidianos, con caras feas, sino que, además, comenta con ironía al respecto, demostrando que, ante todo, es capaz de reírse de sí misma.

“Soy una estrella. Una bella estrella”