Puede que, por lo que nos han enseñado o por lo que hemos investigado sobre ellos, pensemos que los personajes que veremos hoy eran buenas personas. Sin embargo, aunque hiciesen cosas buenas por la humanidad, no quiere decirse que fueran perfectos en todo lo demás.
Mahatma Gandhi maltrataba a su esposa, era amigo de Adolf Hitler y era racista
No hay duda de que las protestas pacíficas de Gandhi dieron forma al mundo en el que vivimos hoy. Pero parece ser que no siempre acató todo aquello que predicaba. En su autobiografía, Mahatma admitió haber golpeado a su esposa mientras estaban en Sudáfrica. También le escribió una carta a Hitler, llamándole amigo, y viendo al Führer como un posible aliado por la causa indígena. Sin embargo, lo más desconcertante de todo fueron sus actitudes racistas hacia los sudafricanos, que no dudó en compartir abiertamente. Gandhi creía en la igualdad, paz y el respeto a sus semejantes, a excepción de su esposa y los africanos.
Patrick Henry mantenía encerrada a su esposa en el sótano
El defensor de la revolución americana, Patrick Henry siempre será recordado por su discurso “dadme la libertad o dadme la muerte”. Sin embargo, también se ocupó de la depresión post-parto que sufría su mujer, encerrándola en el sótano de su casa familiar y haciéndole caso omiso. Suponemos que la lucha contra el imperialismo colonial era mucho más fácil que encontrar una forma de tratar la enfermedad mental de su esposa.
Thomas Jefferson tenía otra familia con Sally Hemmings, la cual nunca reconoció
Jefferson fue un presidente con mucha visión de futuro, tanta que incluso predijo el trapicheo que el sistema de la banca privada está perpetrando en la economía actual. También fue un hipócrita: denunció públicamente las relaciones interraciales, mientras mantenía una con su esclava Sally Hemmings. La pareja tuvo varios hijos que vivían en su finca de Monticello, a quienes nunca reconoció formalmente.
Thomas Edison no eran tan brillante como suponíamos, ya que le robó un gran número de ideas a Nikola Tesla
Edison y Marconi -supuesto inventor de la radio- se atribuyeron multitud de patentes que habían sido inventadas previamente por Nikola Tesla. La rivalidad con Edison no tardó en aflorar, dando lugar a lo que se conoce como la guerra de las corrientes, una gran disputa por demostrar el descubrimiento y la patente de la electricidad. Edison defendía el sistema de corriente continua, mientras que Tesla defendía el sistema corriente alterna, que es la que se usa hoy en todos los hogares. Aunque ganó esta batalla, Edison fue quien recibió todo el mérito. Además, Edison contrató los servicios de Tesla para modernizar sus ya ineficientes motores eléctricos por 50.000 dólares de la época. Cuando Tesla pidió a Edison el dinero por los servicios prestados este le contestó: “Tesla, usted no entiende nuestro humor estadounidense”.
La Madre Teresa de Calcuta no administraba correctamente las donaciones caritativas que recibió y su principal preocupación era convertir a quienes ayudaba
La Madre Teresa es una santa que siempre recordaremos por la realización desinteresada de multitud de obras de caridad. Sin embargo, siempre se negó a someterse a una auditoría contable por todas las donaciones que recibió. Además, muchos de los lugares para los que recaudaba nunca vieron un centavo de este dinero. También era una fanática religiosa, hecho que le llevó a abrir unos 500 conventos con su nombre, empeñándose en convertir a toda la gente a la que ayudaba. Aquí os dejamos un documental que defiende estas ideas.
Steve Jobs estafó a su socio Steve Wozniak
Steve Jobs sigue siendo aclamado por ser un gran genio e innovador. De hecho, la marca Apple es una de las más reconocidas del mundo actualmente gracias su trabajo. No obstante, robó descaradamente ideas de diseño de hardware y software, incluyendo el iPod que admitiría años después públicamente. Cuando Jobs trabajó en Atari también engañó a Steve Wozniak sobre la cantidad de dinero de la prima que recibieron en el desarrollo del popular videojuego Pong. Steve tomó la mayor parte del dinero, sin decirle nada a su socio.