Lo más divertido de hornear pasteles es que no son solo es un arte culinario sino visual. Con los ingredientes adecuados, talentos y habilidades, un panadero puede convertir su pastel en una deliciosa escultura que será una fiesta para los ojos y la boca. No provoca picarlos ni comerlos. (Si te perdiste la primera parte de esta dulce galería haz clic aquí)