Cada vez que sucede un asesinato o un hecho de ese mismo nivel empieza todo una investigación, que muchas veces termina sin encontrar al asesino. Para la mala suerte de estos delincuentes, las pruebas que lograron meterlos a la cárcel son fruto de las coincidencias más increíbles.
1. Una esposa molesta y un celular extraviado
En el 2000 una mujer llamada Betty Lee fue encontrada asesinada en medio del desierto de Nuevo Mexico. La policía no tenía muchas pistas, solo un celular dejado en el lodo cerca a una línea de marcas de llantas. El celular le pertenecía a un conductor llamado Charley Bergin y gracias al celular lograron revelar que Charley no era el asesino, sino un hombre llamado Robert Fry.
Fry secuestró a la víctima, pero su camioneta se quedó atascada en la escena del crimen, así que llamó a su padre James, el cual afirmó que la estupidez se hereda, pues su camioneta también quedó atascada, así que llamaron a Floyd Robinson, que también atascó su camioneta. Después de esto llamaron a Charley Bergin para que los sacara y mientras él manejaba al sitio recibió una llamada de su esposa que lo dejó tan enojado que botó su celular en el sitio.
La policía lo interrogó y dio los datos suficientes para encontrar a Robert Fry. Si no hubiera sido por el celular encontrado, este asesino habría seguido en las calles.
2. Un asesinato resuelto por la pereza de los policías
Un rato después las noticias locales entrevistaron a uno de sus vecinos, Stephen Mc Daniel, quien reaccionó con un pequeño ataque de pánico cuando la reportera le dijo que ya habían encontrado el cuerpo. La policía lo vio como sospechoso y lograron encontrar que él había sido el asesino.
3. Un asesino en serie llamado “Hijo de Sam” fue encarcelado por su propia pereza y su horrible letra
En el verano de 1976 la ciudad de Nueva York fue aterrorizada por una serie de asesinatos arbitrarios por parte de uno de los asesinos en serie más infames de la historia, él enviaba cartas a la policía y a los medios de comunicación y las marcaba como “El hijo de Sam”.
David Berkowitz era el asesino y era muy difícil encontrarlo porque no tenía un “modus operandi”, sin embargo, el día en que asesinó a sus últimas dos víctimas parqueó su carro frente a un hidrante, así que la policía pasó y le puso una multa. Cuando cometió los asesinatos salió corriendo a su carro y una mujer pensó que era raro ver a un hombre corriendo a su carro y que su carro tuviera una multa, así que cuando ella escuchó sobre los asesinatos se contactó con la policía.
Cuando los policías llegaron a su apartamento vieron su vehículo y encontraron una nota dentro de él, la nota tenía la misma letra de niño que la de las notas de “Hijo de Sam”,
4. Una niña que había sido secuestrada fue encontrada cuando se hizo amiga de su hermana
En 1997 una mujer sudafricana tuvo a una niña llamada Zephany Nurse, ese día una mujer disfrazada de enfermera secuestró a la bebé. 17 años pasaron y la familia tuvo más hijos, una de ellas, Cassidy, empezó la secundaria y se hizo amiga de otra chica, la amistad era muy fuerte y cuando su padre la vio, notó un gran parecido físico así que contactó a la policía. Las pruebas de ADN confirmaron que ella era Zephany.
5. El loro de una víctima resolvió su crimen
En 1942 Max Geller, dueño del restaurante El Loro Verde fue asesinado por un tiro dentro de su restaurante. Había más de 20 testigos pero ninguno quiso dar testimonio, hasta que el loro de Max empezó a decir “rober”. Al principio el testimonio del loro no fue tomado en cuenta, sin embargo, notaron que Max tenía acostumbrado a su loro a decir los nombres de sus clientes más frecuentes. Después de una investigación llegaron a Robert Butler, quien días después del asesinato se había mudado a otro estado.
Lo más interesante es que apenas le contaron a Butler del testimonio del loro, éste confesó inmediatamente.
Vía: CV