Todos odiamos a los bancos. Sus filas, sus multas, su mal servicio al cliente, podría quedarme todo el día enumerando la infinidad de inconvenientes que nos causa un servicio que supuestamente está para ayudarnos… Pues esta señora de 82 años con muchas agallas, no se aguantó más y decidió enviarle esta carta al banco y donde les dice lo que se merecen.
“Estimado Señor,
Le escribo para darle las gracias por haber devuelto mi cheque con el que traté de pagar a mi fontanero el mes pasado. Según mis cálculos, tres nanosegundos deberían de haber bastado para elegir devolver mi cheque o transferir esa cantidad desde mi otra cuenta. Me refiero, por supuesto, a la transferencia mensual automática de fondos desde mi cuenta de ahorros hasta mi cuenta corriente, una disposición que, lo admito, ha estado en vigor sólo durante los últimos 31 años.
Sin embargo usted es digno de elogio por haber aprovechado esa breve ventana de oportunidad, y en cambio haber retraído de mi cuenta 30$ en concepto de sanción por las molestias causadas a su banco.
Mi agradecimiento brota de la forma en que este incidente me ha hecho replantearme mis decisiones financieras. Hasta ahora no me había dado cuenta de que mientras atiendo personalmente sus cartas y llamadas telefónicas, yo en cambio debo enfrentarme contra la entidad impersonal, pregrabada y sin rostro, en la que su banco se ha convertido recientemente.
A partir de ahora, yo, como usted, elijo sólo a una persona de carne y hueso para realizar mis gestiones. Por lo tanto, y de aquí en adelante continuaré girando mis hipotecas, préstamos y reembolsos de forma regular, pero comenzarán a llegar a su banco mediante cheque, dirigida personalmente y de manera confidencial a un empleado de su banco.
Tenga en cuenta que sólo él podrá abrir mi correspondencia, pues si otro empleado lo hiciera incurriría en delito como se haya previsto en la Ley Postal.
Se adjunta un formulario para la cesión de datos de contacto que requiero que su empleado complete. Lamento que conste de ocho páginas, pero en fin, es justo que yo sepa tanto sobre él o ella como su banco sabe de mí, no hay otra alternativa.
Por favor, tenga en cuenta que todas las copias de su historial médico deben ser refrendados por un Notario Público, y que los detalles sobre su situación financiera (ingresos, deudas, activos y pasivos) son obligatorios y deben ir acompañadas de pruebas documentadas. A su debido tiempo, emitiré a su empleado un número PIN que él / ella deberá utilizar para ponerse en contacto conmigo.
Lamento de nuevo que el PIN no pueda ser inferior a 28 dígitos, pero, de nuevo, me he inspirado en el número de pulsaciones necesarias para acceder al saldo de mi cuenta bancaria a través de su servicio de atención teléfonica. Como se suele decir, la imitación es la forma más sincera de adulación.
Permítanme que le especifique cómo será el menú de opciones de mi nuevo sistema de recepción de llamadas. Para contactar conmigo pulse los botones de la siguiente manera:
1. Para solicitar una cita personal.
2. Para consultar un pago faltante.
3. Para transferir la llamada hasta mi sala de estar en caso de que me encuentre allí.
4. Para transferir la llamada hasta mi habitación por si estoy durmiendo.
5. Para transferir la llamada a mi baño por si me encuentro asistiendo la llamada de la naturaleza.
6. Para transferir la llamada a mi teléfono móvil si no estoy en casa.
7. Para dejar un mensaje en mi contestador.
8. Para volver al menú principal y para escuchar las opciones 1 a 7.
9. Para hacer una reclamación. Después de registrar su queja, la petición quedará en suspenso a la espera de estudio por el departamento correcto. Si bien esto puede, en ocasiones, implicar una larga espera, la música edificante amenizará la duración de la llamada.
Lamentablemente, y siguiendo de nuevo su ejemplo, debo también imponer una cuota de 50$ por gestión del servicio. Por favor, ingresen el crédito en mi cuenta después de cada llamada.
Sin más aprovecho para desearle una feliz, y un menos próspero Año Nuevo.
Atentamente, Su cliente.”