Ser médico de un tirano es angustioso. Si el hombre se muere en circunstancias extrañas o inesperadas, puede que le echen la culpa al doctor y le hagan pagar los platos rotos.
5. El médico de Adolf Hitler
Theo Morell fue el médico personal de Hitler. Se cree que casi lo mató con el cóctel de medicinas que le administraba. Hay una versión de que utilizaba al führer como conejillo de indias, probando los fármacos que luego producía en empresas con las que hizo fortuna. Morell le daba a su jefe barbitúricos, vitaminas, morfina, cocaína y otras cosas. El paciente se veía tan precario durante sus dos últimos años, que si la guerra se prolonga un poco más, quizá Morell hubiera sido asesinado por el entorno del führer.
4. El Complot de los Médicos
Así fue llamada en los años 1950, en la ex Unión Soviética, una conspiración atribuida a médicos judíos que supuestamente quería matar a los jerarcas del gobierno con sus recetas. Después se describió que fue un invento de Stalin para asesinar a algunos enemigos políticos que eran profesionales de la Medicina.
3. Los médicos de Idi Amin Dada
Los médicos de quien fuera dictador de Uganda entre 1971 y 1979, vivían aterrados por miedo a que el pintoresco y sanguinario presidente los asesinara y se los comiera. En algunas culturas africanas, comer carne humana permitiría adquirir los poderes y facultades del muerto. Suponemos que Forest Whitaker no tuvo que hacer ese sacrificio cuando interpretó al personaje, ganando el Oscar de 2006 al mejor actor principal.
2. Los riñones de Cipriano Castro
Cipriano Castro fue dictador de Venezuela entre 1899 y 1908, cuando se le ocurrió irse de permiso al exterior a que le examinaran sus maltrechos riñones. Su entrañable compadreJuan Vicente Gómez decidió hacerle la suplencia desde ese momento hasta 1935. Siendo presidente, Castro se sometió a una operación y cuenta el autor Francisco Herrera Luque en la novela histórica En la casa del pez que escupe el agua, que cuando el presidente entraba al quirófano, uno de sus generales dijo al jefe de cirujanos «Tenga mucho cuidado mi doctor, porque no sería un solo muerto sino dos». ¿Te imaginas practicando una cirugía con esa amenaza?
1. La tiranía del Santo Oficio
No se sabe con certeza cuántas personas fueron quemadas en la hoguera por la Inquisición, pero hubo ilustres pioneros de la Medicina. En España, el caso más célebre es el de Miguel Servet. Este sabio aragonés que destacó en varias disciplinas, debe su fama en la Medicina a sus escritos sobre la circulación pulmonar. Los trabajos no fueron del gusto de la iglesia y murió en la hoguera en 1553. El médico italiano Pietro d’Abano fue acusado de nigromancia y murió en la cárcel en 1318, mientras esperaba juicio.
Vía: Batanga