Cada vez son más los que buscan perder esa “barriguita” tan molestosa a la hora de ponerse determinada ropa. No obstante, también son otros tantos los hacen uso de trucos recurrentes para eliminar kilos, muchos de los cuales son mentiras que –incluso- pueden generar problemas al organismo. Entre los mismos destaca la creencia errónea de que, cuanto más sudas, más grasa quemas y que no hay mejor deporte para empezar a adelgazar que correr (puesto que, además, es barato).
1. Correr en verano
Correr en verano puede ser peligroso. En primer lugar, debido a que las altas temperaturas pueden afectar negativamente en nuestro organismo. A su vez, empezar desde cero a hacer carrera puede causar severas lesiones en las articulaciones si el peso que debemos desplazar es alto. La razón es sencilla: los huesos no están acostumbrados a moverse y, cada vez que se pisa sobre el suelo, sufren un leve impacto que puede ser dañino. Como alternativa, lo mejor es ponerse a las órdenes de un entrenador que –dependiendo de nuestra condición física- pueda establecer una rutina de ejercicios.
2. Cuanto más sudas, más grasa quemas
No existe mayor falacia que la que afirma que, cuanto más se suda, más grasa se está quemando. Nada más lejos de la realidad. Y es que, cada persona pierda líquido en más o menos medida dependiendo de varios factores como su herencia genética, la temperatura ambiente o la ropa.
Así pues, si escuchas a alguien decir que ha bajado de peso simplemente por el hecho de haberse puesto ropa gruesa (que los hay) no le creas ni una palabra. Por otro lado, hay que tener en cuenta que, cuando se suda, lo que se está perdiendo es agua, y no grasa, lo que puede provocar deshidratación.
3. No hay que comer hidratos de carbono después de las seis de la tarde
Una mentira recurrente es la que afirma que ingerir hidratos de carbono a partir de las seis de la tarde engorda mucho más que hacerlo durante el día. No obstante, la realidad es que el cuerpo necesita la energía que transmiten los alimentos que cuentan con esta sustancia independientemente de la hora a la que se ingieran.
Eso sí, hay que encontrar un equilibrio y no comer hidratos de carbono en exceso. Nuevamente, lo mejor es acudir a un nutricionista que nos señale cuál es la cantidad idónea que necesita nuestro cuerpo a lo largo del día (la cual se calcula atendiendo a varios factores como el gasto de energía que tenemos en nuestro trabajo).
4. Un plato de cereales es un buen sustituto de una comida
Nada más lejos de la realidad. Los cereales del desayuno son alimentos procesados que tienen un alto índice glucémico (lo que significa que aumenta enormemente la glucosa en tu sangre, un fenómeno que, posteriormente, provoca que aumente tu cansancio de forma drástica).
A su vez, la mayoría no contienen proteínas ni vitaminas, sino una ingente cantidad de azúcar, hidratos de carbono y –con algo de suerte- un poco de fibra. Por lo tanto, no hay mejor sustituto que una dieta equilibrada.
5. “Si no duele, es que no adelgaza”
Al hacer ejercicio, muchos siguen la norma de “si duele, es que adelgaza”, pero la realidad es bien diferente. Y es que, el sobreentrenamiento puede provocar lesiones severas que nos hagan acabar en el hospital. Así pues, lo mejor que puedes hacer este verano es relajarte, ponerte en manos de un profesional y –poco a poco- ir perdiendo esos “kilitos” de más.