¿Cómo que la tortilla francesa no es francesa? Preparate para sorprenderte luego de leer estos 10 inventos cuyo origen no es el que la mayoría piensa:
1. Las matrioskas no son Rusas
Las coloridas muñecas “rusas” no son tan rusas como puedes pensar. Los orígenes de esta artesanía se remontan a Japón. Cuando un pintor de artesanías del norte de Moscú vio las tradicionales muñecas japonesas, que representaban a los siete dioses de la fortuna, realizó unas similares a modo de juegos para niños.
2. Los números arábigos no son tan “árabes”
Son los símbolos más utilizados a nivel internacional para representar números, pero su origen se sitúa en la India, igual que el cero, atribuido a un pensador hindú que vivió antes del siglo IX d.C, aunque los mayas ya eran conocedores de él. En Europa, los números arábigos fueron adoptados oficialmente en la Edad Media que los comerciantes árabes, y de ahí su nombre.
3. La tortilla francesa es en realidad tortilla española
Espera, que no te explote la cabeza pensando “¿y la española?” La rápida manera de cocinar los huevos se inventó durante la Guerra de la Independencia en Cádiz. Entonces, ¿por qué se le llama francesa? Porque los franceses provocaron con un bloqueo que en Cádiz hubiera escasez de alimento, y lo poco que había, era huevos.
4. El poker, ¿de dónde crees que sale?
El poker que tanto fascina a los estadounidenses nació en el siglo X antes de Cristo en Persia, donde ya jugaban a las cartas, a un juego de similares reglas que el poker moderno. Este juego fue viajando por los contintentes y evolucionando hasta la Edad Media, donde ya se jugaba algo que se parece más al poker que hoy tiene fama. Tenía varios nombres según donde se jugara: Primero en España, Poque en Francia, Pochen en Alemania, Brag en Reino Unido.
5. El croissant no es francés
¡Paren las rotativas! Has pasado toda tu vida engañado pensando que el croissant se inventó en Francia, pero este dulce proviene de Viena. El croissant tuvo su origen en el siglo XVII: los panaderos hicieron un pastelillo con forma de media luna para celebrar una derrota del Imperio Otomano. Hasta el siglo XVIII el croissant no llegaría a Francia… ¿Cómo te quedas?
6. El vino es en realidad… de Georgia
En Irán y Georgia es donde se han localizado las producciones de vino más antiguas de la historia. Datan del año 6.000 antes de Cristo. La elaboración del vino tiene sus orígenes en Turquía, Armenia e Irán.
7. Y el döner kebab… No te lo creerás
El döner Kebab nació en Berlín, Alemania, de la mano de Kadir Nurman, fallecido en 2013. Este hombre pensó que el kebab, que en Turquía se comía en plato tradicionalmente, podía comerse en sandwich, y comenzó a comercializarlo en el barrio de Kreuzberg, en Berlín. La Asociación de Fabricantes Turcos de Döner en Europa (ATDID) así lo reconoció en 2011, concediéndole una medalla por su contribución al kebab. Quizás por eso en Berlín es tan popular, y es que solo en ese país hay más de 15.000 establecimientos dedicados a la venta de este alimento de comida rápida.
8. La falda escocesa… ¡No es escocesa!
La falda para hombres con estampado de tartán (kilt) es originalmente irlandesa, pero fue introducida en Escocia en los siglos V y VI después de Cristo. Se volvió muy popular a finales del siglo XIX en Escocia y fue adoptada como una señal de identidad celta, por eso en Galicia también es popular el tartan gallaecia.
9. El queso mozzarella, en realidad es…
Asiático. Este tipo de queso fue adoptado por los italianos en el siglo VI, y ellos lo han perfeccionado y popularizado, pero no se trata más que de leche de búfala.
10. Las galletas de la fortuna… ¡Nunca fueron tradición china!
Las galletas de la fortuna que tan tradicionales parecen, son un invento de Estados Unidos. Se popularizaron en el siglo XX y sí, su inventor era asiático, pero todo fue puro marketing. Makoto Hagiwara las servía en su tetería, situada en San Francisco, y dentro tenían graciosos mensajes o proverbios chinos. Él decía que se basaba en una tradición de su pueblo japonés. De hecho, en China se vendieron como “galletas de la suerte americanas”.
¡Qué cosas!