Es fácil encontrar villanos, todos los países tienen los suyos. Asesinos en serie, reyes del crimen, gánsters, ladrones y delincuentes; personas violentas y sin escrúpulos que van por la vida haciendo daño a los demás.
En cambio los héroes escasean. Y no es porque el mundo no esté lleno de buenas personas, es porque hay que tener muchas agallas y una ligera dosis de inconsciencia para arriesgar la vida por un desconocido. Porque en la vida hay héroes, pero ninguno es inmortal.
Esta es la historia de un héroe anónimo, humilde y marginado. Una persona sin suerte, a quien la vida le llevó a mendigar frente a la puerta de la catedral de la Sé en Sao Paulo, Brasil. Quiso la fortuna que estuviera allí, cuando un malvado villano tomó como rehén a una joven a punta de pistola.
El secuestrador, identificado como Luiz Antonio da Silva, tomó a la rehén en el interior de la iglesia. Se especula con la posibilidad de que fueran pareja, pero lo que es seguro era su carácter violento.
Luiz Antonio da Silva tenía antecedentes penales por robo, hurto, lesión corporal, tráfico de drogas y fuga de la cárcel.
Tras secuestrar a la mujer, los servicios y fuerzas de seguridad llegaron a la zona. Fue entonces cuando el criminal se atrincheró, actuando de forma muy violenta. Todo el mundo temía lo peor.
Por sorpresa y de forma inesperada nuestro héroe, el mendigo Francisco Erasmo Rodrigues, irrumpió por la izquierda contra el secuestrador.
Francisco cargó contra él, derribándolo y permitiendo que la rehén huyera del lugar.
Sin embargo, Francisco no pudo evitar que el criminal disparará su arma dos veces contra él.
Sin sentir dolor, Francisco continuó reduciendo al agresor hasta que este fue abatido por la policía.
El secuestro concluye, pero es entonces cuando el dolor comienza a sentirse. La sangre brota del pecho de Francisco que se aparta hacia un rincón. Aterido, el héroe se deja caer y descansa para siempre. Francisco pierde la vida para salvar a una desconocida, mientras que Brasil y el mundo quedan conmovidos por la valentía de este ciudadano.
Héroe y villano fallecieron aquel día, pero Francisco y su bondad serán recordados para siempre.
Fuente: La Voz del muro