La obsesión por obtener las mejores fotos para presumir en nuestras redes sociales puede llevarnos a situaciones muy peligrosas, incluso a la muerte.
La peligrosa roca de Trolltunga:
Trolltunga es una espectacular roca que parece levitar sobre el vacío. Flota 700 metros por encima del lago Ringedalsvatnet en un emplazamiento de ensueño.
A pesar de que solo verla en imagen ya da un poco de vértigo, son muchos los turistas que cada día quieren convertirse en protagonistas de la foto y hacen cola en el mismo precipicio para hacer su sueño realidad. A algunos les cuesta la vida.
Ese fue el caso de Kristi Kafcaloudis, una joven australiana de 24 años que se despeñó al perder el equilibrio el pasado 7 de septiembre. Al parecer, se aproximó demasiado al borde y perdió el equilibrio al intentar hacerse un selfie.
El Púlpito:
Otro mirador natural también espectacular y también en los fiordos noruegos. En 2013 falleció aquí Diego García Calleja, un joven vallisoletano que estaba tomando fotografías cuando se precipitó al vacío. Cada año lo visitan 200.000 personas que buscan también llevarse su instantánea.
Los peligrosos safaris:
Los safaris están cada vez más de moda. Parece que si uno tiene dinero, al menos una vez en la vida debe visitar la salvaje África. Pero al mismo tiempo el turista a veces se olvida de que no está en el inofensivo zoo de su ciudad. De que se trata de animales muy peligrosos.
El último caso terrible ocurrido en un safari fue la muerte de Katherine Chappell, editora de Juego de Tronos, en el Gauteng Safari Park de Sudáfrica. Un león se asomó a la ventanilla de su coche y ella se dispuso a hacerle una fotografía. Sin embargo, el león se revolvió, atacó y terminó dándole muerte.
El autor de la fotografía en la que se ve el suceso, Ben Govender, contó que fue horrible. “Después del primer mordisco, el león sacó la cabeza con sangre derramada por su boca”, dijo al Daily Mail. Apenas 15 segundos le bastaron para provocar las heridas mortales.
El mirador mortal de Portugal:
No solo los miradores de los fiordos noruegos se han llevado vidas por delante. El afán por obtener la mejor instantánea se ha cobrado vidas también en Portugal. En el cabo de Roca, en Sintra, murió en agosto de 2014 un matrimonio aficionado a la fotografía.
Michal Mackowiaky su mujer conocían muy bien el cabo y la costa portuguesa, pero no pudieron evitar resbalar y precipitarse una altura de 80 metros. El accidente les costó la vida en el acto. Para añadir más dramatismo al suceso, sus hijos pequeños se encontraban rondando la zona.
Selfies mortales en los encierros:
La foto de este mozo tratando de hacerse un selfie en un encierro en 2014 dio la vuelta al mundo. La imprudencia le costó una buena multra, pero toros no han sido tan afortunados. David Gónzalez-Mellado, de 32 años, falleció este verano en Villa Seca de la Sagra, Toledo, mientras grababa el encierro con su móvil. No se dio cuenta de que un toro estaba a punto de embestirle. Poco antes, en julio, un turista francés de 44 años moría corneado en los Bous de Pedreguer, en Alicante, mientras sacaba fotos. Un toro rezagado le asetó dos cornadas en el pecho y otra en el costado de las que no pudo recuperarse.
La cascada de Monthathan, en Tailandia:
Aunque inicialmente no dan tanto miedo como los miradores naturales en precipicios, las cascadas son fenómenos naturales también muy peligrosos, especialmente si nos despistamos haciendo fotos. Suele haber humedad en el suelo que nos puede hacer resbalar fácilmente, a veces también grandes alturas desprotegidas.
En esta cascada de Monthathan falleció el pasado mes de marco un estudiante chileno de 28 años, que se encontraba precisamente realizando fotos. El joven sufrió múltiples fracturas que le costaron la vida. Las labores de rescate de su cuerpo fueron bastante complicadas.
El monte Huashan, en China:
¿Te imaginas pasear por unos tablones de madera de apenas unos centímetros a cientos de metros de altura y sin pasamanos? El monte Huashan es sin duda uno de los reclamos turísticos más peligrosos de China. En su cumbre se alza un templo sagrado y son muchos los aventureros que se deciden a alcanzarlo. Entre los paseos que se pueden dar en este mágico lugar se encuentra éste de los tablones, que pone los pelos de punta. Uno puede escoger entre hacerlo con arnés o sin él. En cualquier a de los casos es escalofriante.
Volcanes de Hawaii:
Los volcanes son otra de esas atracciones naturales tan atractivas como peligrosas para los turistas. En Hawaii, tierra de volcanes por excelencia, se pueden contratar excursiones en helicóptero para fotografiar los cráteres. E incluso encontrar y fotografiar ríos de lava inundando las carreteras. Eso sí, hay que tener valor porque uno se juega la vida…
Nadar con tiburones:
Es otra práctica turística cada vez más extendida y también muy peligrosa, especialmente si no se va asesorado por un guía profesional. Destaca New Smyrna Beach, en Florida, una playa conocida en el mundo entero por estar infestada de tiburones y donde todos los años se producen terribles ataques.
Las fotos en Chernóbil:
En los últimos tiempos este emplazamiento de Ucrania, cercano a la ciudad de Prypiat, y famoso en todo el mundo por ser el escenario del mayor desastre nuclear la historia, se ha convertido en atracción turística. Nadie sabe a ciencia cierta cuánta gente murió en aquel accidente de 1986, las organizaciones internacionales hablan de cientos de miles y el lugar aún emite radiación. Más allá de la explosión, la ONU cifra en un 20% la población afectada, entre ellos 500.000 niños.
Las agencias turísticas que organizan las visitas aseguran que el nivel de radiación al que se expone el turista es bajo, y que no afectará a su salud. Aún así, no todo el mundo reacciona igual a las radiaciones… la sola idea da un poco de repelús.