Luego de aumentar una significativa cantidad de kilos por causa de su divorcio y embarazo, la actriz y cantante ha vuelto a lucir su esbelta figura. Te contamos cómo lo logró.
De las curvas de Daisy en Los Dukes de Hazard, de la sensual novia del reality de MTV Newlyweds, poco quedaba. Dos embarazos y un divorcio transformaron a la cantante y actriz Jessica Simpson. De ícono hot a digna foto del “antes” en una publicidad de dietas milagrosas.
Ya en el 2008, los problemas de Simpson con el peso estaban declarados. El estrés provocado por sus constantes peleas con su ex Tony Romo le hicieron sumar varios kilos extra. Luego quedó embarazada —una etapa en la cual subir de peso es de lo más natural—, pero tras el feliz parto se dedicó, básicamente, a seguir comiendo.
“Estoy disfrutando lo mismo que comía en mi niñez: fideos con queso, hamburguesas y dulces. Si tengo antojos, me los doy“, explicó en un reportaje.
Cuando decidió mejorar su cuerpo se internó en un gimnasio para marcar sus piernas y se sometió a la rigurosa dieta de Weight Watchers. Sus cambios fueron tan visibles en tan poco tiempo que terminó siendo la cara de la marca, para demostrar que todo es posible. Por la campaña, embolsó además 4 millones de dólares. Nada mal, ¿no?
Cómo lo hizo
Según cuenta, los primeros 15 días fueron duros. Básicamente, jugos. Los primeros cinco días consumió tres batidos y dos snacks saludables. Luego, los cinco siguientes, dos batidos, dos snacks y una comida. Y los últimos cinco días solo un batido, dos snacks y dos comidas completas.
Tras la quincena desintoxicante, empezó a comer saludable, las cinco comidas diarias. Acompañada de un duro plan de entrenamiento de tres veces por semana y comiendo clara de huevos, batidos de proteína y frutas, y muchas verduras logró verse —a sus 35 años— mejor que cuando tenía 20.
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