La fotógrafa Liisa Luts y su esposo decidieron hacer algo inusual para su boda el 28 de agosto. La pareja, que dirige una pequeña empresa de fotografía y videografía, acordó que Liisa tomaría las fotos de la boda. Todo el mundo estaba sorprendido con el resultado.
“Sentí que quería algo diferente, no esas fotos demasiado procesadas y con poses forzadas”, dijo Luts. “Con todo el respeto a los fotógrafos de boda, sólo quería algo más íntimo y que reflejara quienes somos”.