El tema de las selfies es realmente adictivo. Mucho antes incluso de que le pusieran su nombre.
Es posible que todo radique en el tema de querer mostrar y plasmar mediante una fotografía, nuestra vida, nuestra existencia, que normalmente está “llena de felicidad y regocijo”. O por lo menos eso es lo que la mayoría solemos demostrar. Esta bien, puede que nuestra vida sea una cosa increíble, pero seguramente no tanto como se muestra.
Pero cuando la cosa llega al punto de quererlo documentar todo, es cuando se pone realmente extraña. Sobre todo cuando a esto se le añade una “pequeña dosis” de: NO HAY LÍMITES.