Con apenas 18 años de edad, Essena ONeill era la sensación del modelaje en Instagram, pues ganaba miles de dólares por cada foto; no obstante esto cambió apenas la semana pasada, ya que le ha dicho adiós al modelaje por Internet tras no soportar más su vida detrás de las redes sociales.
Desde entonces la australiana borró más de 2 mil fotos de su cuenta de Instagram y dio de baja sus cuentas de Tumblr y SnapChat; dejando sólo YouTube e Instagram, a las cuales cambió de nombre por el de “Las redes no son la vida real”. En las fotos que dejó reescribe la verdad detrás de cada toma.
Es de esta forma que busca denunciar la falsedad de cada foto que se publica en todas las redes sociales por los bloguers más famosos.
“He creado una mentalidad de celebridad o un concepto de celebridad de mí misma en Internet, y deseo que esto termine ahora mismo”.
La modelo aceptó que en muchas de las fotografías era patrocinada y que se le pagaba por hacer publicidad de varios productos en su cuenta. Y aseguró que aunque no cree que esté mal que te paguen por promover productos, lo malo es que se venda una imagen de perfección, cuando ella cree que está lejos de ser perfecta.
“Sin darme cuentas, he pasado la mayor parte de mi adolescencia siendo adicta a las redes sociales, a la aprobación social, al estatus social y a mi apariencia física. Las redes sociales, especialmente del modo en que las he usado yo, no son reales. Es un sistema basado en la aprobación social, los likes, la validación con visitas, el éxito con los seguidores. Está perfectamente orquestado, un juicio ensimismado”.
Estos son algunas de las imágenes en donde muestra su realidad:
1. “Aquí tenía acné, llevo mucho maquillaje. Sonrío porque pensaba que tenía buen aspecto. La felicidad basada en la estética puede asfixiar tu potencial en esta tierra”.
2. “NO ES LA VIDA REAL: Hice más de 100 fotos en una pose similar intentando que mi estómago luciera bien. Apenas comí ese día. Le grité a mi hermanita para que siguiera haciendo fotos hasta que me quedé contenta con esta.
3. “NO ES LA VIDA REAL: No pagué por el vestido, hice incontables fotos intentando lucir sexy en Instagram, ir tan elegante me hizo sentir increíblemente sola”.
4. “Lo único que me hizo sentir bien ese día fue esta foto. Qué deprimente. Tener un cuerpo en forma no es lo único de lo que somos capaces los seres humanos”.
5. LAS REDES SOCIALES NO SON REALES, eso quiero decir. Date cuenta de lo que la gente promociona, y pregúntate, ¿cuál es su intención tras la foto?”
“Me pagaron 400 dólares por publicar un vestido. Eso fue cuando tenía unos 150 mil seguidores. Con medio millón de seguidores, sé de muchas marcas online (con mucho presupuesto) que pagan hasta dos mil dólares por publicación. No hay nada malo en hacer un trato con una marca, pero creo que es algo que se debe saber. Esta foto no tiene sustancia, el vestido no fue fabricado éticamente (en aquel entonces no sabía nada de eso).
6. “NO ES LA VIDA REAL: Me pagaron mucho dinero para promocionar los jeans y el top. Más información sobre cómo los usuarios de Instagram ganan mucho dinero en www.letsbegamechangers.com”
7. “Y otra foto hecha solamente para promocionar mi cuerpo de 16 años. Esta era toda mi identidad. Era muy limitador. Me hacía sentir increíblemente insegura como no tienen una idea”.
8. “MENSAJE REAL EDITADO: Me pagaron por esta foto. Si ves a “las chicas de Instagram” deseando que tu vida fuera así… Date cuenta que solo ves lo que ellas quieren. Si te etiquetan en una foto, el 99% de las veces es que les han pagado.
No hay nada malo en apoyar marcas que te gustan (por ejemplo, yo promocionaría orgullosa Eco o alimentos veganos a cambio de dinero, ya que su negocio tiene una razón de ser para mi). PERO esto no tiene sentido. No hay razón para forzar una sonrisa, ponerse ropa diminuta y que te paguen por parecer bonita. Somos una generación a la que se nos ha dicho que consumamos y consumamos, sin pensar de dónde viene y a dónde va todo”.