La admiración o la fascinación por un famoso o una figura histórica puede llegar a niveles bastante extremos. No era raro que en el pasado se guardaran partes del cuerpo de un santo como reliquia y, aún en tiempos modernos, varias personas han decidido hacerse de souvenirs un tanto peculiares ante la muerte de algún personaje reconocido.
7. Los huesos de San Nicolás
No, no hablamos del de barba… O quizás sí, depende de con qué ojos lo mires.San Nicolás de Bari fue un santo del siglo IV, obispo de la ciudad de Mira, que aparentemente tenía la costumbre de dejar regalos sorpresa. Fue una de las principales inspiraciones para lo que conocemos como Papá Noel.
En el mundo oriental se lo conoce como San Nicolás de Mira, por la ciudad en que nació, pero nosotros lo conocemos como San Nioclás de Bari porque a esa ciudad italiana fueron llevados sus huesos después de ser robados de su pueblo natal. Hasta el día de hoy, este robo es conmemorado por los habitantes de Bari con un colorido festival.
6. El cerebro de Mussolini
No siempre estos robos son producto de la admiración. En el caso de Mussolini, fue una combinación de curiosidad científica y trofeo de guerra. Tras la muerte de il Duci, los estadounidenses se llevaron parte de su cerebro y este no fue devuelto hasta cuatro décadas después cuando, en 1966, le fue retornado a su viuda.
5. Fragmentos del cráneo de Lincoln
Como es sabido, Lincoln fue asesinado de un disparo mientras miraba una obra de teatro, pero no murió de forma inmediata. Aunque sin éxito, se realizaron esfuerzos médicos por salvar al entonces presidente, los cuales le permitieron vivir hasta la mañana siguiente.
Durante esos procedimientos, se extrajeron fragmentos del cráneo de Lincolnque no fueron devueltos para ser enterrados con el resto del cuerpo. Hoy en día, estos se exhiben junto con la bala que acabó con su vida en el Museo de Salud y Medicina de Maryland.
4. La cabeza de Enrique IV de Francia
Durante la revolución francesa, se profanaron las tumbas de varios antiguos reyes, entre ellas la de Enrique IV de Francia quien reinó entre los años 1589 y 1610. La cabeza de este rey, el primero de la casa de Borbón, pasó de mano en mano entre coleccionistas con gustos bastante peculiares. Recién en 2010 se confirmó que esta cabeza perteneció, efectivamente, a Enrique IV. Tras la identificación, la cabeza fue enterrada finalmente por descendientes del monarca.
3. El dedo del medio de Galileo
Todos conocemos la historia del triste final de Galileo tras haberse opuesto a la visión de la iglesia católica. Por muchos años, su cuerpo permaneció enterrado en una modesta tumba sin generar mucha atención. Eventualmente, sin embargo, comenzó a reconocerse la veracidad de sus postulados y se decidió mover su cuerpo a un lugar de descanso más digno de un científico de su tenor.
Durante la mudanza, alguien no pudo resistir tomar un souvenir como recuerdo y su elección resulta un tanto peculiar. Esta persona tomó el dedo del medio del reconocido astrónomo italiano. No sabemos si esto quiso ser algún tipo de respuesta al trato de la iglesia con Galileo, pero su dedo del medio permanece erecto, hasta el día de hoy, en un museo florentino.
2. El pene de Rasputín
Por más raro que sea, el dedo del medio de Galileo no es la parte del cuerpo más extraña que se haya robado. Tras su asesinato, se rumorea que el cuerpo de Rasputín fue castrado. Aunque lo que pasó después no está de todo claro, hoy en día el amigo de Rasputín se exhibe en el museo de Erótica de San Petersburgo.
1. Y el de Napoleón también
Sí, el de Napoleón también. Tras su muerte en Santa Elena, el médico que le realizó la autopsia decidió quedarse con un par de recuerdos. Durante un siglo, no se supo nada de Napoleón Jr. hasta que rapareció en los Estados Unidos. Hoy en día se encuentra en Nueva Jersey, en la casa de la hija de un urólogoque lo compró en los años 70.