La moda es cambiante, todos lo sabemos…
Pero es curioso cómo, a la vez, el ideal del cuerpo femenino se va modificado drásticamente, década a década, como si la constitución física pudiera ser un objeto de capricho y no un dictado de la naturaleza.
Un estudio realizado por el sitio de recuperación para desórdenes y adicciones alimenticias rehabs.com, en colaboración con la agencia de publicidad Fractl, para describir la evolución que ha tenido el “cuerpo ideal”, nos muestra como estos van muy de la mano con los sucesos históricos, la moda y tecnología que maneja dicha época.
Dale un vistazo a los contrastes de las “siluetas perfectas” en varios años:
A principios del siglo 20.
Las dos primeras décadas del 1900 no podían ser más opuestas en cuando al ideal de belleza femenino: en 1910 la figura más deseable se caracterizaba por una cintura ínfima, solo posible con apretados corsés.
Por el contrario, en los años 20: las mujeres, optan por vestidos holgados, sin enfatizar ninguna curva; el cuerpo perfecto era: poco pecho y caderas planas.
Durante 1930 y 1940.
Mientras que durante los años 30, el cuerpo redondeado, que luciera “bien alimentado”, como el de la actriz Mae West, era considerado el ideal, quizá por las carencias de la Gran Depresión.
Ya en los años 40: década de la Segunda Guerra Mundial, una silueta ligeramenta robusta, pero más tonificada se convirtió en la más deseable, como la de Betty Grable, “la chica de las piernas del millón de dólares”.
Década de 1950.
Es la mitad del siglo 20 y hay un retorno al ideal del cuerpo con curvas, suave y ultrafemenino, al término de la guerra implicaba que las mujeres volverían a su rol de amas de casa.
Figuras como la de Marilyn Monroe, representan cabalmente lo que se esperaba de una fémina perfecta.
Entre 1960 y 1970.
Después de la explosiva sensualidad de Marilyn, el ideal de figura femenino vuelve a migrar a su opuesto, en siluetas aniñadas; las mujeres menudas, como Twiggy, toman protagonismo.
Década de los 60: el cuerpo considerado perfecto se mantiene delgado y espigado, pero se busca una apariencia más sensual, como la icónica Farrah Fawcett.
1980 y 1990.
Los años 80 fueron la década de las supermodelos, y Cindy Crawford es el ejemplo más icónico de ellas, saludable y de apariencia ejercitada, pero no atlética.
Los años 90: de forma opuesta, tienen como ideal femenino una figura ultradelgada y desgarbada, como la de Kate Moss, asociada al grunge y el abuso de drogas fuertes, no por nada se acuñó el término “heroína chic”.
2000 y 2010.
Mientras que al inicio del siglo 21, el ideal femenino era el de mujeres muy delgadas, pero atléticas, como Gisele Bündchen.
Por su parte, en lo que va de la segunda década: es evidente la obsesión con las curvas muy pronunciadas, especialmente las de las caderas y glúteos; el ideal pretende traseros enormes, pero vientres planos, como Kim Kardashian, una combinación que, para la mayoría, solo se puede lograr con cirugía plástica.