Michelle y Ross Hui. de Newbridge (Irlanda) están muy felices. Estos padres tienen ya dos hijos, y su familia va a crecer muy pronto. Michelle está embarazada de nuevo.
Tras 6 semanas y 2 días de embarazo, empieza a notar un dolor punzante en el vientre de camino al trabajo.
Poco después descubre que está sangrando. La mujer de 31 años corre al hospital con su marido, donde se confirman sus peores temores: un meticuloso chequeo muestra que ha perdido al bebé.
Michelle y Ross están destrozados. La pareja encuentra consuelo en sus dos hijos.
Los médicos dan a Michelle dos pastillas que se utilizan normalmente para abortar, las cuales supuestamente “limpiarán” el útero y ayudarán a prevenir infecciones. La madre confía en los médicos y se traga las dos pastillas. Tras pasar una noche en el hospital, la dejan ir a casa. Invita a unos amigos a cenar y ahoga sus penas en vino.
Michelle ha de hacerse de nuevo un test de embarazo para descubrir si han quedado residuos de embarazo. Los tests dan positivo: 10 días después, vuelve al hospital a hacerse un raspado de útero.
Los médicos del hospital Rotunda, en Dublín le hacen una ecografía a Michelle una última vez antes del raspado y, entonces, oyen el inconfundible latido de un corazón! Pese al aborto, Michelle sigue embarazada.
Resulta que estaba embarazada de gemelos, pero perdió a uno en el aborto. ¡Cómo pudo sobrevivir el otro bebé es algo que ni los médicos pueden explicar!
“El médico salió y volvió de nuevo con un colega mayor, que repitió la ecografía y entonces dijo a la pareja: ” No lo vais a creer pero tenemos el latido de un corazón”. “Fue la mejor sensación de mi vida” cuenta Michelle.
Al final, la pequeña Megan llegó sana y salva al mundo, dejando atónitos a padres y médicos por igual.
No se sabe si alguna vez se ha dado un caso como el de Megan. Hoy la pequeña tiene 18 meses y está completamente sana. Sus padres no caben en sí de gozo; así como los hermanitos de la niña, Ma (4) and Noah (2).
Tampoco se sabe cómo a los médicos se les pasó por alto el otro bebé en previas revisiones. Los médicos dicen que Megan estaba escondida tras sangre y otros fluidos en la ecografía.
Hoy su madre la describe como a una niña sana como una manzana. La familia Hui no puede estar más feliz.