En la escuela secundaria superior, Terrie era una bella porrista que participaba en las competencias del circuito. Su papá era fumador y al tener cada vez más amigos que fumaban, Terrie pronto se encontró encendiendo su cigarrillo en ambientes sociales. “Era lo que estaba de moda”, afirmó.
Llegó a fumar hasta dos paquetes por día y a los 25 años empezó a sentir los efectos adversos del tabaco con un dolor de garganta que parecía no irse nunca. En el 2001, a los 40 años, Terrie recibió un diagnóstico de cáncer bucal. Según recordó,
“Tenía una llaga en la boca y tuve que someterme a todos esos tratamientos de radiación tan duros. Fue horrible”.
Terrie siguió fumando durante todo el tratamiento de radiación. “No pensé que tuviera que dejar de fumar. La radiación estaba eliminando el cáncer, por lo que yo podría seguir fumando”, dijo.
Más adelante ese mismo año, le diagnosticaron cáncer de garganta. Fue entonces que dejó de fumar para siempre. Los médicos le informaron que tendrían que extirparle la laringe. Desde entonces, hablaba con la ayuda de una laringe artificial que se le implantó en la garganta. “Esta es la única voz que conoce mi nieto”, agregó.
“Lamento no poder cantarle canciones de cuna. Cuando los niños me preguntan por qué hablo así, les digo que es porque yo fumaba cigarrillos. Nunca fumen”.
Terrie tuvo la dicha de tener tres nietos en su vida. Sin embargo, tenía una constante preocupación, “Mi temor ahora, es que no vaya a estar viva para ver a mis nietos cuando se gradúen o se casen”.
Terrie trabajó incansablemente para educar a los jóvenes acerca de los peligros y las consecuencias del consumo de tabaco. Dedicó su tiempo y apoyó a varias organizaciones de salud y defensa de causas. “Estoy más ocupada ahora que antes de tener cáncer”, expresó Terrie sobre su vida en los últimos años. Lamentablemente, el cáncer regresó varias veces desde su primer diagnóstico.
El 16 de septiembre del 2013, Terrie murió a los 53 años de cáncer asociado al tabaquismo.
A través de la campaña Consejos de ex fumadores, Terrie quería motivar a los adolescentes para que nunca empezaran a fumar. “Si no empiezas, nunca tendrás que preocuparte de dejar de fumar”, afirmó. Ella pensaba que si lograba evitar que alguien fumara, aunque sea una sola persona, habría hecho algo grandioso.