12 de las LECCIONES más importantes que he aprendido durante mis 12 años de MATRIMONIO

El matrimonio es mucho más que sólo dos personas acompañándose en el camino, y su propósito va más allá de simplemente lograr la felicidad. El colaborador de Huffington Post, Justin Ricklefs, comparte 12 lecciones que ha aprendido en 12 años de matrimonio.

Nos casamos antes de que me graduara de la universidad. Nos embarazamos de nuestro primera hija poco tiempo después. Terminé la universidad, vino otro bebé, dos abortos involuntarios y después cuatro hijos más. Tuvimos cuatro casas, cinco trabajos en cuatro compañías, vivimos en cuatro ciudades. En muchas formas, la vida ha transcurrido de prisa.

En el curso de estos 12 años hemos aprendido mucho sobre nosotros mismos y sobre el otro. Sobre la importancia del matrimonio y por qué vale la pena luchar por él. Éramos jóvenes, estábamos enamorados y listos para unirnos cuando dijimos sí en nuestros veintitantos, pero eso no significa necesariamente que estuviéramos preparados. 12 años después, aquí hay 12 cosas que han sido aclaradas en nuestro matrimonio”.

1. 50/50 Las expectativas conducen a la decepción

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En algún tiempo vimos el matrimonio como si fuera un juego, una competencia: si tu haces esto, yo hago aquello. Pero el verdadero trabajo se hace cuando uno de ustedes no puede llegar a la mitad y el otro tiene que dar un extra. Tal vez la relación sea 90/10 durante algún tiempo si la pareja se enferma. No veas el matrimonio como una cuadro de anotaciones, porque alguien siempre perderá.

2. Mantén viva la aventura

Cuando comenzaba a salir con Brooke, dejé atrás los límites. Fuimos a escalar, le hice cenas a la luz de las velas, trabajé muy duro en la “persecución”. Cuando los años y las responsabilidades se acumularon, dejé que el fuego se apagara muchas veces. Luchar por mantener viva la aventura no necesariamente es un viaje a París, puede ser una escapada de último momento a un hotel local o una simple nota escrita a mano.

3. Besa primero a tu pareja

Soy imperfecto en esto, pero trato de besar primero a Brooke cuando llego a casa después del trabajo, antes de besar a nuestros hijos. Es un detalle en apariencia pequeño que aporta mucho. Para ser un gran papá, debo ser un gran esposo primero. De otra forma, nos convertiremos en sólo compañeros de casa que criamos hijos en común.

4. Valor es casi siempre la mejor descripción del amor

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Era muy fácil amar a Brooke cuando recién nos casamos, y fácil para ella amarme durante los tiempos tranquilos. Pero es mucho más difícil luchar por el amor cuando pierdes a un bebé, o cuando tienes un bajón financiero. O cuando confiesas un secreto realmente feo. Los cuentos de hadas son geniales en las películas, pero la vida real es más confusa, caótica y enmarañada. Hay que tener valor cuando las cosas se ponen duras.

5. La vida real sucede en el mundo

Grandes ascensos, nacimiento de bebés, comprar la casa soñada: los picos del matrimonio son grandes. De cualquier forma, la mayor parte de los días son familiares, cotidianos. He sido culpable por perderme los pequeños momentos mientras trabajo para hacer que los grandes sucedan, y me estoy dando cuenta de que la vida sucede en esos pequeños momentos. Estoy aprendiendo a disfrutar el viaje totalmente, tanto como el destino.

6. La proximidad no es igual a la presencia

Llegar del trabajo temprano, conseguir niñera para una cita e incluso tomar vacaciones a solas son grandes cosas. Pero hay algo importante: ser íntimos no significa que exista cercanía emocional. Para mí, es como si la mayor parte del tiempo estuviera viendo mi teléfono celular en lugar de estar mirando a los ojos a mi esposa, o estar más pendiente de mis redes sociales que escuchar su corazón. Cuando estén juntos físicamente, también háganlo en lo emocional.

7. Las comparaciones matan el gozo

Cuando comienzo a comparar nuestros ingresos, la casa, el comportamiento de los niños y el matrimonio con otros, yo soy quien pierdo. Hacerlo roba mi alegría porque siempre habrá otros con más. No caigas en ese juego.

8. Los dos tienen la oportunidad de tirar todo a la basura

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Todos conocemos matrimonios que terminan en dolor en lugar de celebración, en divorcio en lugar de bailar juntos en el aniversario número 50. Brooke y yo nos hemos dado cuenta de que hay días en los que es mucho más fácil rendirse que seguir luchando. Pero cada día seguimos, y nos elegimos el uno al otro. También continuamos siendo honestos sobre las fallas de cada uno porque vale la pena hacerlo.

9. Toma la iniciativa para el bien del otro

En nuestra familia hablamos a menudo acerca de si somos dadores o receptores; sobre si damos y servimos o sólo tomamos y usamos. Yo diría que la vida se vive mejor cuando te das a ti mismo en beneficio de otro.

10. Vive en comunidad

El matrimonio es duro y complicado, pero también bello y compensatorio. Vivido en aislamiento, te puede llevar a la tentación de renunciar, pero cuando te rodeas de amigos y familia que saben tus fortalezas y tus luchas, te das cuenta de que tienes apoyo y aliento.

11. ¿Me perdonas?

En el matrimonio nos fallamos mutuamente más de lo que nos gustaría admitir. Decimos una mentira blanca, olvidamos una gran cita, nos enojamos. En lugar de repartir culpas o evadir responsabilidades, los matrimonios se fortalecen cuando comienzas a decir: “¿Me perdonas?” Incluso más que “lo siento”, esta pregunta lleva a la restauración y sanación.

12. El amor gana

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Esta lista podría ser mucho más larga y no toqué puntos como la honestidad, hacer tiempo para salir solos y hablar bien de tu pareja. Pero todas las listas en el mundo seguramente incluirán que es imposible mantener fuerte tu matrimonio si carece de amor.

Al final, el amor gana. Lo conquista todo, remueve las dudas, empuja a través del miedo, invita a un propósito más profundo. El amor gana.