Esta pareja vive en un viejo silo de granos que fue transformado en su nuevo pequeño hogar.
Esta transformación creada y dirigida por el arquitecto Christoph Kaiser, es un espectacular ejemplo de lo que se puede hacer con una estructura definitivamente no convencional que además estuvo abandonada por mucho tiempo
El silo de chapa corrugada es lo suficientemente alto como para disponer dos niveles dentro de sus paredes cilíndricas.
Tiene una decoración final interior que contrasta brutalmente con su exterior apariencia de mitad de siglo pasado.
Se encuentra en Phoenix, Arizona, Estados Unidos.
Para comenzar el proceso de rediseño, Kaiser compró primero el silo desmantelado.
Luego lo transportaron hasta Arizona en la parte trasera de un camión mediano y al momento de la descarga comenzaron las modificaciones.
Se incluyeron grandes vanos al exterior en planta baja, 25 cm de aislación de poliuretano sobre las paredes, y un gran trabajo de pintura para reflejar los rayos del desértico sol de esta zona.
Cuando Kaiser encaró el interior, diseñó cada mueble para las formas curvas de las paredes.
Todo, con la excepción de las sillas, es curvo en esta casa y aunque no lo creas el espacio parece más grande.
Una escalera de metal y madera, también curva, lleva al dormitorio en el segundo nivel, que se completa con una ventana que da al cielo.
El primer nivel tambíen incluye un sillón cama para huéspedes, que se encuentra siguiendo la curvatura de la pared del silo.
El arquitecto logró un gran detalle visual y funcional con esta puerta-ventana vertical atravesando la totalidad de la estructura.
Esto le da a la estructura una sensación de frescura y de mucho más espacio que sus 31 metros cuadrados totales.