Es posible que hayas escuchado que no debes tronar tus dedos porque se te pueden torcer o, más técnicamente, te puede ocasionar artritis; o puede que seas tú quien viva recordándoselo todo el tiempo a alguien que conoces… ¿pero sabes realmente si es malo o sabes el porqué de esta afirmación?
Hoy queremos ayudarte a despejar la duda del tan famoso mito y ver qué tanta verdad hay en esto.
Tronarse, crujir los huesos o sacarse las tablas (como quieras llamarlo) es una práctica muy habitual, sobre todo porque lo usamos para distensionarnos o porque simplemente ya lo hacemos de manera inconsciente. Sin embargo, diferentes estudios indican que es peligroso tronarse los huesos, en especial cuando se busca de manera voluntaria este crujido sin razón alguna.
El coordinador clínico de Traumatología en México, Mariano de Jesús Virgen de León, señaló que «las personas con poca actividad física son quienes tienen más arraigada la costumbre de tronarse los huesos, sin embargo, lejos de liberar tensión articular (alivianar cansancio articular), ésta se incrementa porque derraman el lubricante natural, conocido como líquido sinovial, que existe para evitar su roce», dijo.
Al manipular tus dedos el espacio entre las articulaciones crece, por lo que los gases que se disuelven en el líquido sinovial (líquido que cubre y protege a las articulaciones) forman burbujas.
Cuando las pequeñas burbujas se unen, forman otras de mayor tamaño, que «revientan» cuando entra más fluido entre esos espacios abiertos. El «tronar» los dedos solamente puede ser repetido pasados 15 minutos, que es el lapso en que la articulación se reincorpora a su tamaño normal y los gases son disueltos en el líquido sinovial.
Por otro lado, es cierto que existe una movilidad superior después de tronarse los huesos y una relajación en las articulaciones, por ello es que mucha gente lo mantiene como un hábito diario; pero también hay que tener en cuenta que se trata de algo brusco, inconsciente y desequilibrado para nuestras articulaciones y esto puede provocar no sólo desgaste, sino también más posibilidades de sufrir quebraduras o fisuras óseas.
¿Y te va a producir artritis o no?
La respuesta te la damos con uno de los casos más conocidos de auto investigación por parte del doctor Donald Unger, quien durante más de 60 años se tronó los dedos de la mano izquierda dos veces al día y no lo repitió en la mano derecha. Examinaba sus manos anualmente y nunca encontró rastros de la enfermedad degenerativa, ni siquiera en la mano que se «crujía».