Hay muchas dudas que ningún ser humano ha podido responder. Una de ellas es si hay vida después de la muerte. Pero esta familia tiene una respuesta clara para esa pregunta porque, después de lo que han vivido en los últimos años, saben que la donación de órganos es una manera de regalar mucho más que emociones.
Lo que empezó como una tragedia para Heather Clark, hoy se vuelve parte de un milagro al oír el corazón de su hijo latiendo en otro cuerpo.
Durante junio del 2013, el hijo de Heather, Lukas, murió tras ser, presuntamente, atacado por el novio de la niñera que lo cuidaba. Ello devastó a la familia que sigue clamando por justicia pero, aún así, decidieron donar los órganos del pequeño de sólo 7 meses de edad.